domingo, 9 de octubre de 2016

EN LOS PUEBLOS
DEL MAGDALENA
NACIÓ EL VALLENATO.
  
Acordeón. 
Marca "Gloria".

LA CUMBIA, MADRE DEL VALLENATO: Los indígenas en sus ritos funerarios y musicales utilizaban tambores grandes, hechos de troncos de árboles gruesos; utilizaban también como instrumentos, cornetas y trompetas de caracoles marinos, utilizaban flautas hechas con las canillas de los indios muertos, lo mismo que flautas de cardón y millo. Sus fiestas y bailes extraños comenzaban periódicamente con las primeras cosechas de maíz, en donde se invitaba a los vecinos para festejar y tomar chicha. En el decurso de la historia la cumbia se despojó de su fúnebre rememoración para dedicarse por entero a la festiva misión de entusiasmar; pero claro está, el sentido original de sus raíces es casi el mismo: Cantos fúnebres, cumbias, gaitas, cumbiambas, etc, para terminar en la leyenda vallenata. Entonces tenemos que de la cumbia, se origina los tradicionales ritmos del vallenato, que son: Paseo, Merengue, Puya, y Son. El acordeón que fue inventado en Alemania, en el año 1829, entró al territorio costeño en goletas de contrabando y; a partir del año 1850, aparecen los cantores populares, tocando acordeón e integrándolo al mestizaje musical, llamado cumbia, en todo el Departamento del Magdalena. De este modo los músicos primitivos, acogen con entusiasmo el recién llegado instrumento europeo, porque con el acordeón el intérprete asume un doble papel: Toca y canta a la vez, dejándoles la boca libre para lucirse con el canto. Lo que no ocurría con instrumentos nativos como la flauta, la gaita, que les impedía tocar con las manos el instrumento y vocalizar la canción. De manera que de la cumbia y las cumbiambas que existieron en la ribera oriental del Magdalena, y que existieron en casi todo el departamento, se originan los ritmos de la música vallenata. 
Testimonio del folclorista Tomás Darío Gutiérrez: Con razón el investigador vallenato Tomas Darío Gutiérrez Hinojosa, manifiesta:
- “Que es lo mismo decir cumbia, merengue o cumbiamba, ya que el merengue, la cumbia o la cumbiamba estuvieron constituidos por una ceremonia festiva de rancia estirpe popular donde gaiteros, tamboreros y guacharaqueros se situaban en un lugar adecuado para que los asistentes bailaran a sus alrededores; lo curioso es que fue aquí donde parece haberse pactado la actual trifonía vallenata o, más bien, en donde la trifonía existente desde los tiempos precolombinos, en manos de los Chimila, reemplazó al carrizo por el acordeón........ ……….Aparte de esto se ha constatado la existencia, en tiempos pasados, de un especial genero cantoril llamado merengue, antecesor del actual y que prevaleció en manos de los cantores solistas de nuestros caminos y veredas que siempre entonaron hermosamente, décimas, sones, merengues y cantos de gaita y vaquería .
Acordeón "Cinco Letras".

LLEGADA DEL ACORDEÓN A COLOMBIA: El acordeón vino en goletas de contrabando, entró por todos los puertos costeños para interpretar en principio canciones románticas de procedencia europea, después fue utilizado por cultores de bailes cantaos o bailes de negro. Lo más probable introducidos por extranjeros, es el caso de Ciénaga, Plato, Zona Bananera y Santa Marta, con grandes colonias de extranjeros en el siglo XIX, que tomaron asentamiento en la región para explotar la agricultura. 
Teoría de Luis Delio Gómez: Hay una teoría del investigador plateño médico Luis Delio Gómez, quien plantea que el acordeón fue introducido por la compañía de navegación del Río Magdalena del alemán Juan B. Elbers, que inició labores en el año 1824 y que, en 1855, contaba con un mínimo de cinco barcos que navegaban a lo largo del río, transportando personas, tabaco y mercancías diversas entre Colombia y Alemania. Bien es sabido que el acordeón de botones fue un fracaso para las fábricas alemanas, de modo que le buscaron salida con el libre comercio de la independencia del continente americano, a través de inmigrantes árabes, italianos y alemanes, que se refugiaron en el Nuevo Mundo.  Con razón el plateño Eusebio Pasos Castro, nacido en Plato en el año 1838, ya desde su juventud tocaba acordeón en su finca La Cristina, ubicada en lo que se conoce hoy día como La Trocha de Disciplina. De Eusebio Pasos Castro, se decía que tuvo un pacto con el diablo, debido a que en las fiestas patronales del 20 de enero se metía al Río Magdalena a nadar con el agua hasta la cintura para tocar el acordeón.
Teorías de Pacho Rada:  Sostiene Pacho Rada Batista, que el acordeón entró a Plato Magdalena a mediados de siglo XIX, procedente de Mompox y que el instrumento se vendía en todos los pueblos ribereños del Magdalena. Sostiene además, que entraron acordeones por el Canal de Panamá, donde los negros empezaron a comprarlos por tres pesos. Según él, eran acordeones medianitos y marca "Gloria". Esa teoría de Pacho Rada tiene lógica, ya que un periódico de Mompox, del año 1860, ofrecía a sus lectores propaganda de ventas de acordeones. 
Santa Marta también tiene referencias antiguas del acordeón: El samario Joaquín Viloria de la Hoz, en su investigación, Un Paseo a Lomo de Acordeón: Aproximación al Vallenato, la Música del Magdalena Grande, 1870-1960, manifiesta lo que sigue: 
- “La primera referencia del acordeón en Colombia se remonta a la década de 1860, cuando el médico francés Charles Saffray desembarcó en Santa Marta. Este viajero escuchó en pleno desembarque los sonidos de un acordeón, sin especificar mayor información. El texto de la referencia presenta dos problemas: no especifica la fecha de su viaje a Colombia y no da mayor información sobre el acordeón en Santa Marta. De acuerdo con anterior, Saffray estuvo en Colombia entre 1860 y 1862, por lo que la referencia del acordeón en Santa Marta sería para los primeros años de esa década
Acordeón en Puerto Colombia: Un periodista gringo llamado Charles Emerson, asegura que en el año 1898, escuchó en Puerto Colombia, cerca de Barranquilla, una serenata interpretada con acordeón. 
El libro del historiador Gnecco Rangel Pava: Guamal Magdalena, según el historiador Gnecco Rangel Pava, fue epicentro del vallenato con sus aires guamalenses. Este historiador nació en Guamal en el año 1913, contribuyendo al folclor con las siguientes historias publicadas: Año 1947, con el libro El País de Pocabuy; año 1948, con el libro Aires Guamalenses. Son estos los primeros libros donde se habla por primera vez de vallenato y demás cantos de la región, todavía no existía la Vallenatología de la "Cacica", Consuelo Araujo Noguera. En el momento de escribir sus libros, Gnecco Rangel Pava, vivía en El Banco y frecuentaba los ambientes intelectuales de Bogotá, lo que lo llevó a la Editorial Kelly. Reseña en sus libros creencias, fiestas, música, bailes, personajes destacados, así como la importancia del pueblo a nivel comunitario y religioso; donde los protagonistas de la historia son los indios Chimila, los españoles y los mulatos que son briosos en el baile.  Manifiesta Rangel Pava, que los patricios del pueblo desde finales de siglo XIX, despertaban a los músicos para que los acompañaran a improvisar Cumbia y Zambapalo, bailes en rueda que duraban hasta el amanecer y en donde no faltaban los sancochos. El año nuevo era esperado con bandas de música, después se parrandeaba en la calle con Manducas, Cumbias y Cumbiambas. Música tocada con cajas, acordeones, millos y tambores. La cumbiamba se amenizaba con música de acordeón o caña de millo, tambor y guacharaca. Las modalidades de las Cumbiambas eran el Merengue, el Son y la Puya. 
El folclor vallenato de Antonio Brugés Carmona: Escritor, periodista, abogado (1911-1956), nacido de Guamal y criado en Santana Magdalena. Fue Alcalde de Santana Magdalena, Inspector Nacional del Trabajo, Diputado Departamento del Magdalena, Juez Civil en Bogotá y catedrático. Nombrado en la primera Comisión Nacional del Folclor, por parte del Ministerio de Educación Nacional, en el año 1946. Considerado en la capital de la república “El Hombre del Magdalena”, ya que fue uno de los primeros escritores y periodistas costeños, en llamar la atención sobre la música campesina costeña en la década de 1940. Precisamente en esta época con sus publicaciones en periódicos y revistas como El Tiempo, Semana, Liberal y Sábado, se convierte en propagandista de la música de acordeón que todavía no se llamaba vallenata. Uno de estos escritos lo publicó en El Tiempo, el 21 de enero del año 1940, con el título “El Merengue”; otro lo publicó en el mismo diario con el nombre de “Noticia de los Últimos Juglares”, el 19 de marzo del año 1950. De modo que Antonio Brugés Carmona, fue un gran activista cultural en la Costa y Bogotá, promoviendo sus visiones desconocidas en ese momento de la música, el folclor y la tradición oral. 
Canción “Delen Gracias a Alemania”: Con razón nace en Plato Magdalena, la composición “Delen Gracias a Alemania”, en homenaje al acordeón fabricado en ese país, de la autoría de Cristóbal Pasos Batista; este era un negro acordeonero, hijo del primer músico de la región llamado Eusebio Pasos Castro, quien nació en el año 1838:
- "Delen gracias a Alemania
habemos muchos, habemos poco
cantadores de parranda
Colombia tiene sus músicos
delen gracias a Alemania".
Canción “La Italiana”: Cristóbal Pasos Batista (1870-1902), autor de muchos bailes cantaos, también se inspiró en la canción "La Italiana", haciendo referencia la llegada al puerto plateño del acordeón traído de Italia.  
Acordeón en Ciénaga Magdalena: Nos cuenta el historiador cienaguero Ismael Correa Díazgranados, que en el periodo (1876-1880), se hacían en Ciénaga parrandas tocadas por los acordeoneros, Agustín Melo, Ismael Montero, Octavio Castillo, Emigdio Ahumada. Esos antiguos del folclor llevaban el instrumento amarrado en el cuello con un pañuelo colorado, cantando por fincas y pueblos, es el caso de Emigdio Ahumada, que lo veían por las calles alegrando con su acordeón, los carnavales de Ciénaga. La población de Ciénaga es recordada por sus innumerables fiestas, sus músicos se reunían en el puerto Las Mercedes, para animar las noches de parranda de los visitantes. Uno de esos músicos fue Eulalio Meléndez (1846-1916), autor de “La Maestranza”, “La Piña Madura” (abecedario de los vallenatos), “El Caimán”, “La Chencha”, canciones populares que se difundieron por toda la Costa, y que la mayoría fueron plagiadas por otros músicos. Otro compositor cienaguero de siglo XIX, es Clemente Escalona Labarcés, padre de Rafael Escalona; este valiente Coronel, además de músico de oído, era peleador de gallos, en las galleras deleitaba al público con sus inspiraciones. Después de la Guerra de los Mil Días, se llevó sus cantos para Patillal César, población donde se casó y murió.
El primer técnico de acordeones de la música vallenata nació en Remolino Magdalena: Se trata de Ismael Rudas Jaramillo, nacido en Remolino en el año 1916, luego se traslada a Caracolicito Cesar con su esposa Doña Isabel Dolores Mieles, de cuyo matrimonio nació el famoso acordeonero Ismael Rudas Mieles. Fue Ismael Rudas Jaramillo de los mejores técnicos empíricos de acordeones, profesor en esta materia de juglares como Ovidio Granados Duran, Luis Enrique Martínez, Abel Antonio Villa, Pacho Rada, el viejo Juan López, Calixto Ochoa, Colacho Mendoza, entre otros. Cuenta Calixto Ochoa que en cierta ocasión llegó a Caracolicito, donde vivía Ismael Rudas Jaramillo, a quien le solicitó reparar su viejo instrumento. De inmediato hubo empatía y nació una profunda amistad que le sirvió muchísimo, pues con él perfeccionó su estilo y aprendió todo lo relacionado a la reparación y afinación de acordeones, profesión que ejerció con satisfacción y destreza. Sobre el particular Ovidio Granados Durán manifiesta que el arte de componer acordeones lo aprendió viendo en el caserío de Caracolicito al viejo Ismael Rudas Jaramillo. Se la pasaba todo el día en esa tarea, la idea era aprender porque había dañado un acordeón que le había regalado su papá, todo por conocer lo que llevaba por dentro, y que después no pudo arreglar. Para Ovidio Granados, Ismael Rudas Jaramillo fue el mejor técnico de acordeones que conoció en el vallenato. Otro hermano de Ismael Rudas Jaramillo, de excelencia para tocar acordeón, que se quedó viviendo en Santa Rita corregimiento de ese municipio, pero fallecido en Sitionuevo Magdalena, fue Filiberto Rudas, el popular “Negro” Rudas, quien dejó una dinastía de músicos entre los que se cuentan Pablito Rudas y Albeiro Rudas, todos diestros en el toque del acordeón.
 
Acordeón "Moruno".

PRIMERAS VENTAS DE ACORDEONES EN EL MAGDALENA: Se comenta que los turcos en los pueblos del Magdalena, tuvieron mucho que ver con la comercialización del acordeón, ya que se la ingeniaron grabándoles animales como guacamayas, venados etc, para despertar curiosidad en los pueblos, sobre todo en la comunidad negra. Incentivaban el comercio manifestando a la clientela en sus tiendas que era un instrumento barato, ideal para acompañar el tambor y la guacharaca. 
Acordeón marca "Gloria": El primer acordeón de Alberto Constantino Rada Batista (1871-1927), padre del juglar Pacho Rada Batista, fue uno marca "Gloria", comprado en Plato Magdalena. El legendario Pacho Rada Batista, recuerda en sus memorias, que los pequeños acordeones marca “Gloria”, los vendían en las tiendas de los pueblos del Magdalena guindados de cabuyas que cruzaban el espacio. 
Acordeón marca "Koch": Manifiesta Pacho Rada que muy muchacho, su padre le regaló un acordeoncito marca "Koch", alemán de una hilera, cuyo costo fue de 7 pesos. 
Otros nombres de acordeones: A los acordeones que llegaron en el siglo XIX, la cultura pueblerina del Departamento del Magdalena, los denominó “Tornillo de Maquina”, de origen alemán y “El Espejito”, de origen italiano. Les siguió otro acordeón marca "Regal", de un solo teclado y dos bajos. En los años treinta del siglo XX, llegaron “Los Morunos”; más tarde en la década del sesenta, aparecieron “Los Tres Letras” y “Los Cinco Letras”, marca Honner. En un principio, el acordeón era bastante simple: tenía una sola hilera de diez teclas en posición vertical, a la derecha, con la que se hacía la melodía, y dos teclas, a la izquierda. Tuvieron que pasar varios años para que apareciera el 31 teclas a la derecha y el 12 teclas a la izquierda.
Testimonio de Lorenzo Morales: El juglar guajiro Lorenzo Morales “Moralitos” (1914-2011), testifica que los acordeones los vendían baratico, en una caja de cartón, llevados por su hermano acordeonero Agustín Gutiérrez, que viajaba a la Zona Bananera donde los compraba nuevecitos. Manifiesta “Moralitos”, que con esos instrumentos aprendió a tocar; que la Zona Bananera más tarde se convertiría en su escuela musical, ya que allí conoció músicos como Chico Bolaños y Pacho Rada, con quien aprendió a tocar el Son Vallenato, un aire que poco se ejecutaba en su región guajira. Sigue relatando Lorenzo Morales, que el primer acordeón que se hizo popular lo llamaban “Moruno”, porque no tenía banco atrás y que ese acordeón era común en la Zona Bananera. Después dice Morales, que en Santa Marta, conoció otro acordeón que lo llamaban “El Espejito”, porque tenía tres espejos, el teclado era de diez botones por fuera y siete por dentro, o sea que tenía 17 teclas y además, 4 bajos.
Tiendas de acordeones en Plato Magdalena: En Plato, fueron famosas las tiendas de Nicolás Acle, Sara Acle, Nazario Izaca y Ramón Acosta; acordeones cuyo precio oscilaba entre los tres y doce pesos. Había acordeones de botones y acordeones pianos, pero tuvo más favorabilidad entre los cantores, el acordeón de botón marca "Gloria", porque era el más barato.
El turco que realizó el primer festival en Fundación Magdaelna: El  turco Camilo George Chatame, procedente de Salamina Magdalena, llegó a Fundación Magdalena, en el año 1944; población donde le da apertura a su negocio “Casa George”, una miscelánea donde vendía toda clase de artículos, incluido los acordeones. Para promover sus ventas decide en el año 1948, patrocinar un concurso de música de acordeón, entregando como premios artículos del mismo almacén.

PRIMEROS 
EN TOCAR ACORDEÓN.
 
Acordeón "Tres Coronas".

MELCHOR ELOY HERNÁNDEZ BATISTA: Acordeonero plateño de fines de siglo XIX, casado con Nicolasa Buelvas, de cuya unión nació Gregorio "Goyo" Hernández Buelvas, también tocador de acordeón. 
Gregorio "Goyo" Hernández Buelvas: "Goyo" Hernández, nació en el año 1871 y fue uno de los primeros en tocar acordeón en la región de Plato; hombre misterioso o brujo, que vestía de negro o blanco y dormía en su extensa finca ganadera El Topacio, en un cuero de vaca negra, rodeado de perros. De él se decía que tenía pactos con el diablo. 
 
Acordeón 
"Tornillo de Máquina".

DINASTÍA PASOS: La línea de acordeoneros de esta familia arranca con el matrimonio del cartagenero Nicolás Pasos y la plateña Estebana Castro Molina, de cuya unión nacieron los siguientes 3 hijos músicos: 
- Eusebio Pasos Castro. 
- José Antonio Pasos Castro. 
- Manuel Celestino Pasos Castro.  
Eusebio Pasos Castro: Hijo de Nicolás Pasos, con Estebana Castro. Acordeonero nacido en Plato en el año 1838, casado con María del Carmen Batista Reyes, con quien vivió tocando acordeón en la finca La Cristina, ubicada en lo que se conoce hoy como La Trocha de Disciplina. De acuerdo al folclorista e historiador Álvaro Rojano Osorio: 
- “El acordeonista Eusebio Castro, a quien llamaban ‘El Hombre’, y de quien aseguran que tras aprender a interpretar el acordeón, el que su padre canjeó por comida con el Capitán de un barco, sorprendió a los habitantes de ese lugar un 8 de diciembre, mientras la efigie de la virgen de la Candelaria era llevada por las calles.
De Eusebio Pasos Castro, se decía que tuvo un pacto con el diablo, debido a que en las fiestas patronales del 20 de enero se metía al Río Magdalena a nadar con el agua hasta la cintura para tocar el acordeón. Se aseguraba que en noches de luna llena la gente lo escuchaba en las partes más espesas del bosque y que era imposible ir a su encuentro. Eusebio Pasos Castro, tuvo con María del Carmen Batista Reyes, los siguientes hijos: 
- Cristóbal Pasos Batista.  
- Ángel Custodio Pasos Batista.  
- Ana Felipa Pasos Batista.  
- Santiaga Pasos Batista.  
- Carmen Pasos Batista.  
Cristóbal Pasos Batista: De la época de “Goyo” Hernández, es el plateño Cristóbal Pasos Batista, hijo del matrimonio de Eusebio Pasos Castro, con María del Carmen Batista, acordeonero del periodo (1870-1902), el más sobresaliente de sus hijos en la música.  Cristóbal Pasos Batista, es el autor de la primitiva canción “El Caimán del Diente de Oro”. Ocurre que al observar que un caimán diariamente se asoleaba en los playones del Río Magdalena, y que con el resplandor del sol, los dientes le brillaban, se inspiró en la mencionada canción, que puede ser la génesis de la Leyenda del Hombre Caimán. Cristóbal Pasos Batista, vivía en su finca La Cristina, uno de los primeros en tocar “El Amor, Amor” (según Pachito Rada Ortiz, es el verdadero autor de esta canción). Además de acordeón tocaba piano, catalogado como el primer vallenato en tocar en el extranjero, ya que frecuentaba a Panamá, invitado por unos franceses. En Panamá murió muy joven. 
Ángel Custodio Pasos Batista: Hijo del matrimonio de Eusebio Pasos Castro, con María del Carmen Batista. Nació en Plato en 1880 y murió en Santa Bárbara de Pinto en 1958. Se destacó como compositor y estuvo en Panamá tocando con su hermano mayor. Uno de sus hijos sobresaliente en la música fue el acordeonero Cristóbal Pasos Molina “Pasito”, quien se casó en Santana Magdalena con Argénida Vega López.
Pacho Rada,
con su primer acordeón.

MAESTRO PACHO RADA: Dice Pacho Rada que cuando él se levantó, los acordeoneros de Plato eran su padre Alberto Rada Ballestas, su tío línea maternal Ángel Custodio Pasos Batista y Juan José Núñez Peña. Otros primitivos del acordeón en la región de plato fueron: Ambrosio Medina, Salvador Fonseca, Arcadio Arias, Sayo Lora, Tirsito Díaz, Tránsito Saumeth, Rodolfo Molina y Juan Tapia. Pacho Rada Batista, nació en el caserío de Las Mulas en 1907, empezando a tocar acordeón en 1911, fue quien le ensenó los primeros sones a Juancho Polo Valencia y Abel Antonio Villa. Lo cierto es que para las últimas décadas del siglo XIX, hubo acordeones y acordeoneros en Ciénaga, Santa Marta, Zona Bananera, Plato, Chibolo y Guamal; esta última población, según el historiador Rangel Pava, fue epicentro del vallenato con sus aires guamalenses.
El Son de Pacho Rada: A Pacho Rada se le adjudica la creación del ritmo Son Vallenato, dentro de la música vallenata, al respecto alguna vez comentó:
 - “Desde que nací aprendí que los ritmos del Son y Paseo que se tocaban en acordeón eran iguales, nadie los distinguía. Con el correr del tiempo fui dándome cuenta de que el SON se escuchaba más bello cuando se le acompañaba de un solo golpe de bajo, pues de esta forma la melodía se escuchaba con mayor esplendor lírico. La cadencia del SON se aprecia mucho mejor de esta manera, que cuando se acompaña de dos golpes o compases de bajo como ocurre con el Paseo. A raíz de esa apreciación, decidí comenzar a tocar mi música con ese nuevo estilo, y el público, al notar la diferencia en interpretación me preguntaba qué ritmo tocaba, a lo que yo respondía: El verdadero ritmo del SON. Cuando se interpreta un ritmo de SON, no debe acompañarse con dos ‘porrazos’ o compases, como se usa en la cumbia y en la puya, ni tampoco debe hacerse ‘refuego’ de bajo, o sea utilizar diferentes tonos de bajo. Ese nuevo estilo se impuso rápidamente dentro del público, el cual identificaba mi música en cualquier lugar. Muchos colegas se vieron obligados a tratar de imitarlo; varios de ellos llegaron a mi casa para que les enseñara el secreto de su ejecución, entre los cuales puedo contar a Juancho Polo Valencia y Alejo Durán. Casi sin darme cuenta se me bautizó como el ‘Padre del Son’ y sin pecar de egocéntrico creo que es justicia, ya que fui yo quien lo descubrió e implantó dentro de un estilo muy personal.
OTROS PRIMITIVOS ACORDEONEROS DE LA REGIÓN: Salvador Fonseca fue uno de los primeros en acoplar el acordeón a los antiguos cantos de negros, pertenecientes al género de los bailes cantao.  
José del Tránsito Saumeth Paternina: José del Tránsito Saumeth Paternina (1880-1950), hijo del matrimonio entre Manuel Antonio Saumet Campo y María Romualda Paternina, es un personaje plateño de los primeros en tocar acordeón en Colombia. No solo Tránsito Saumeth tocaba acordeón, también era diestro en el piano, ante todo fue un músico por excelencia, que tenía a la música como un hobby personal, ya que no era hombre de parrandas. 
El acordeonero Juan José Núñez Peña: Se distinguió entre los demás por que sonaba el acordeón en forma diferente, antes del toque le daba un registro melodioso al instrumento que duraba hasta media hora; con su acordeón imitaba el trino de la oropéndola, pájaro que canta de mañana y de tarde en los árboles, fue de los primeros en hacerle arreglos musicales a la tradicional parranda “El Amor, Amor”, la que tenía 10 partes de música y él, la arregló con 16; por esa época había un barco que llamaban “El Hércules” y él, compuso un merengue que tituló “La Reculada del Hércules”, otra de sus canciones fue un merengue llamado “El Tropezón de la Darga”.
Nildo Peña: Nació en la vereda de “La China” Chibolo, tenía un conjunto muy armonioso, tocaba con gran maestría el acordeón; su cajero llamado Francisco Martínez, cuando se emocionaba tocando la caja, hacía quebrar las botellas que estaban en los armarios y las luces (en ese entonces mechones) se apagaban, aporreaba tan duro el instrumento que levantaba una polvoreada; el guacharaquero de Nildo Peña, tocaba la guacharaca con la uña del dedo pulgar. Nildo Peña tuvo una Piqueria con el acordeonero del Paso Cesar, Pedro Nolasco, que empezó desde las dos de la tarde hasta las doce de la noche, Piqueria interrumpida por una “mala hora”, que se presentó en ese instante, en donde los presentes se esfumaron del miedo, temerosos del diablo.
“El León de Granada”: Nildo Peña, junto con Pacho Rada y el acordeonero de Nueva Granada, Leonardo Núñez Alvarez, al que llamaban “El León de Granada”, amenizaba las parrandas y piquerias de las fiestas patronales de los pueblos del Magdalena, a comienzos del siglo XX.
El Padre del Acordeón, Abel Antonio Villa: No es gratuito que “El Padre del Acordeón”, sea Abel Antonio Villa oriundo de Moler Magdalena, distinción ganada por haber sido el primero en grabar música comercial vallenata en 1943; grabaron en el sello Odeón, “Las Cosas de las Mujeres” y “La Pobre Negra Mía”. Antes en 1936, el legendario Pacho Rada, había hecho grabaciones no comerciales, en la emisora La Voz de la Patria, con las canciones de su autoría “El Botón de Oro” y “La Sabrosita”.
El “Son Cienaguero” de Guillermo Buitrago: Tampoco es gratuito que el estilo “Son Cienaguero”, haya sido creado por Guillermo Buitrago en las primeras décadas del siglo XX, consistía en tocar la música vallenata con guitarras, convirtiéndose en el primer guitarrista y cantante, que grabó música vallenata con acople de acordeón al lado de Abel Antonio Villa.
Alejandro "Corazón" Barros: El samario Alejandro “Corazón” Barros, acompañó con su acordeón a Guillermo Buitrago en sus primeras grabaciones de 1944, esas canciones fueron: “Carmen Díaz”, del viejo Emiliano Zuleta; “Chucho, Marimonda y Maco”, del viejo Lorenzo Morales; “El día de San Sebastián”, de Eulalio Meléndez. “Corazón” Barros, es el autor de la canción “EL Coco Rayao”, también grabado en la década del cuarenta. Como podemos observar Guillermo Buitrago, fue quien sacó del anonimato a los músicos del César y la Guajira, tuvo el privilegio de grabar las primeras canciones de Rafael Escalona.

MAGIA DE ACORDEONES.
Jimmy Zambrano,
con su acordeón Roland FR-18.

EL ACORDEÓN CROMÁTICO DE JIMMY ZAMBRANO: A los 7 años se puso el primer acordeón en el pecho, orientado por su papá Epimenides Zambrano, músico y compositor de la vieja guardia, oriundo de Guamal Magdalena. A los 10 años ya vivía en Venezuela con su familia y estudió en una escuela de Caracas, donde aprendió solfeo, rítmica y piano. Jimmy Zambrano, toca con maestría el acordeón Cromático, uno de los primeros en Colombia. Luego incursionó con el acordeón Roland FR-18, primer acordeón digital diatónico del mundo; aparato de ensueño para los acordeonistas que buscan un instrumento diatónico de clase mundial que lo pueda hacer todo. Acordeón que cuenta con un sistema Midi, que puede interpretar cualquier otro instrumento sea de cuerda de viento o percusión. Más tarde revolucionó el acordeón, tocando mediante una aplicación instalada en su iPad.
Acordeón Crómatico.

DIFERENCIA ENTRE ACRDEÓN DIATÓNICO Y ACORDEÓN CROMÁTICO: La diferencia entre un acordeón diatónico y uno cromático es que el cromático tiene todas las notas y todos los acordes mayores y menores, en cambio al diatónico le faltan varias notas y acordes. Debido a la limitación de notas y acordes, generalmente los acordeonistas profesionales tienen varios acordeones diatónicos, afinados en varias tonalidades. Eso les permite transportar una misma canción de una tonalidad a otra tocando de la misma manera con tan solo cambiar al acordeón adecuado. Eso es muy útil en el caso de un acordeonista que no posea mucho conocimiento en música (y no pueda transportar a otras tonalidades). Cabe aclarar que esto no quiere decir que se requiera cambiar de acordeón en medio de una canción, pero sí puede resultar cómodo cambiarlo para interpretar distintas canciones.
Domingo Vega Ramírez,

FAMILIA QUE FABRICA ACORDEONES: Domingo Vega Ramírez, nació en Fundación en 1943. Sus nueve hijos son famosos por fabricar los mejores acordeones de Colombia, fábrica de acordeones que tienen en el barrio Santuario de Barranquilla. Cuenta Domingo Vega Ramírez, que empezó reparando el instrumento en Mariangola Cesar, en la década de los sesenta, de la mano de Ovidio Granados, reconocido técnico de acordeones. Así continuó hasta 1992, cuando Antonio Vega, el mayor de sus hijos, le propuso fabricar todo el instrumento. En 1999 se trasladan a Barranquilla, donde fundaron la empresa Acordeones Herveg, sigla que significa Hermanos Vega. Desde entonces adquieren fama porque sus acordeones empezaron a ser usados por reconocidos músicos del folclor vallenato. Desde el año 2007, la empresa se llama Acordeones Dorveg, sigla que significa Domingo Rafael Vega, otro de los hijos del viejo Domingo Vega Ramírez, que se quedó administrando el negocio. La fama es tal que a la fábrica costeña han llegado clientes de Francia, Holanda, Estados Unidos, Curazao, Aruba, Costa Rica, Argentina, México y Panamá, para adquirir el instrumento creado por la familia Vega. Fábrica de acordeones Dorveg, produce mensualmente un promedio de 8 acordeones, cuyo precio oscila entre los dos millones y tres millones pesos.

FUENTES DE CONSULTA.

Gnecco Rangel Pava: Aires Guamalenses, publicado en el año 1948. 
Francisco Rada Ortiz: Historia de un Pueblo Acordeonero; publicado en el año 1979.
Robert Benítez Picalúa: Y la Llamaron Vallenato; publicado en el año 2015.
Raúl Ospino Rangel: Historia Musical del Magdalena; publicado en el año 2005.
Raúl Ospino Rangel: Compositores del Magdalena; publicado en el año 2010.
Álvaro Rojano Osorio: Los usos del acordeón en el Bajo Magdalena; crónica publicada en El Pilón, el 12 de diciembre del año 2020.

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