MUJERES
DE SIMÓN BOLÍVAR.
EL LIBERTADOR SE ENAMORA DE SU PROFESORA Y DE SUS PRIMAS: Siendo muy joven, el Libertador Simón Bolívar se enamora de la sensible caraqueña Manuelita
White, maestra de niños en Caracas Venezuela. También le picó el amor, siendo adolescente, con sus 9 primas Aristeguieta de Caracas, con quienes dicen
que mantuvo una estrecha relación que traspasó los límites del parentesco y de
la inocente amistad juvenil; en especial con su prima segunda, Fanny Louise Troubiand Aristeguieta, mejor conocida como (Fanny del Villar).
Con apenas 16 años, ya tiene amores con "Güera Rodríguez": Simón Bolívar, andaba
de paso por México, con apenas 16 años, cuando conoció a una de sus primeras
amantes de 21 años de edad, Ignacia Rodríguez de Velasco Osorio, mejor conocida como "Güera Rodríguez". Hermosa mujer, de cabello rubio y
rizado, una dama muy atractiva con una sonrisa cautivante.
Con ella tuvo un amorío de 3 semanas. La historia vuelve a hablar de la "Güera Rodríguez", destacada vedette y revolucionaria de la sociedad mexicana, más adelante pues ella figuraría en las luchas independentistas de México.
Con ella tuvo un amorío de 3 semanas. La historia vuelve a hablar de la "Güera Rodríguez", destacada vedette y revolucionaria de la sociedad mexicana, más adelante pues ella figuraría en las luchas independentistas de México.
CARTA DE SIMÓN BOLÍVAR A FANNY DEL VILLAR: En el año 1805 el Libertador Simón Bolívar se
instaló en París, allí volvió a ver su
prima lejana Fanny del Villar, que se encontraba casada con el Conde Du
Villars. Al encontrarse ambos sintieron gran atracción, logrando enamorarse
locamente. Esta pasión desenfrenada, fue objeto de muchos escándalos en la
sociedad de París, pero nada impidió que Fanny de 28 años, conservara su amor
por Bolívar hasta su muerte.
Bolívar había recibido de ella más de 200 cartas, las cuales
habían sido correspondidas por el Libertador. Ya en el ocaso de su vida Simón
Bolívar, le escribió su última carta el 6 de diciembre del año 1830, bajo los
árboles de tamarindo de la Quinta San Pedro Alejandrino en Santa Marta, la cual
dice así:
Querida prima:
¿Te extrañará que piense en ti al borde del sepulcro?
Ha llegado la última aurora; tengo al frente el mar Caribe, azul
y plata, agitado como mi alma, por grandes tempestades; a mi espalda se alza el
macizo gigantesco de la Sierra Nevada con sus viejos picos dorados de nieve
impoluta como nuestros ensueños de 1805; por sobre mí el cielo más bello de
América, la más hermosa sinfonía de colores, el más grandioso derroche de
luz...
Y tú estás conmigo porque todos me abandonan; tú conmigo en los
postreros latidos de la vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia.
¡Adiós Fanny!
Esta carta, llena de signos vacilantes, la escribe la mano que
estrechó la tuya en las horas del amor, de la esperanza, de la fe; esta es la
letra que iluminó el relámpago de los cañones de Boyacá y Carabobo; esta es la
letra escritora del Decreto de Trujillo y del mensaje al Congreso de
Angostura....
No la reconoces, ¿verdad?
Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con su
dedo despreciando la realidad de este supremo instante........
Adiós Fanny, todo ha terminado.
Juventud, ilusiones, sonrisas y alegrías se hunden en la nada;
sólo quedas tú como visión seráfica señoreando el infinito, dominando la
eternidad.
Me tocó la misión del relámpago; rasgar un instante la tiniebla;
fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderme en el vacío.
MARÍA TERESA RODRÍGUEZ DEL TORO: Para Simón Bolívar, la española María Teresa
Rodríguez del Toro, era el “Amable
hechizo del alma mía”. Según se afirma, esa mujer fue su único
verdadero amor y la única con quien sintió la urgencia de unirse por siempre.
Se casaron en Madrid, pero la felicidad duró poco, porque María Teresa murió
muy joven en Venezuela, de fiebre amarilla, ocho meses después del matrimonio y
sin un solo hijo.
Fue la mujer que cautivó y desarmó el corazón del Libertador,
quien juró en su lecho de muerte nunca
más casarse, promesa que cumple a cabalidad; con razón dejó escrito:
- "Si no hubiese enviudado, quizás mi vida hubiese sido muy
diferente, no hubiese sido General ni hubiera sido Libertador."
LAS QUE NO CALLERON EN SUS REDES AMOROSAS: Hubo muchas mujeres de las cuales se enamoró, pero el tiro le salió por la culata. Precisamente otros testimonios cuentan que Bernardina Ibáñez, hermana de Nicolasa Ibáñez, no accedió al deseo amoroso de Bolívar; de ahí las cartas en las que él le insiste, pero ella nunca quiso tener una relación con él.
Bailarina Marina: Fue Marina, una bailarina que conoció el Libertador en Milán, de la cual se enamoró, pero no logró que cayera en sus redes.
Enamorado de una prostituta: Una noche el prócer de la independencia, se vio involucrado en una fuerte discusión con una prostituta que lo habría confundido con un sodomita griego. La prostituta le reclamaba airadamente algo que no pudo descifrar, pues la mujer hablaba en inglés, idioma que Bolívar no entendía. Entonces el Libertador para tratar de calmar el escándalo, sacó un fajo de billetes y se los ofreció. El gesto la enfureció más. Cogió el dinero, lo arrojó a una chimenea y sacó al Libertador a empujones del lugar.
ANITA LENOIT, ÚNICA AMANTE DEL LIBERTADOR QUE ESTUVO EN SU SEPELIO: En Salamina Magdalena, a orillas del río, Simón Bolívar y Anita Lenoit, intercambian en voz alta, en un francés exquisito, versos y poemas de un amor fluvial. Así le recitó “La madamita”, Anita Lenoit, a Bolívar:
- "Quise traerte al alba, unas rosas hermosas
más puse tantas de ellas en mi traje apretado
que el nudo las contuvo solamente un instante".
Cuando enfermo Simón Bolívar regresaba por el Río Magdalena, a morir en Santa Marta aquel diciembre del año 1830, al pasar por Salamina Magdalena, el Libertador le respondió el verso que Anita Lenoit, le había dedicado en el año 1812:
- "¡Oh río, mira!
El año ha terminado apenas
y cerca de tus ondas que ella tanto quería
vengo a sentarme solo en tus arenas
donde la viste un día".
Recordó Simón Bolívar, que le había dicho en aquella época a la hermosa francesita de 17 años, que quería irse con él a la guerra:
- "No, tú no puedes ir a la campaña del Magdalena".
Anita Lenoit se entera del regreso de Simón Bolívar: El 20 de enero del año 1830, Simón Bolívar renuncia al gobierno, agobiado por las discordias políticas. Ese discurso de renuncia se regó por todo el país, también se regó que el Libertador viajaba aguas abajo por el Río Magdalena, solo, sin su amante Manuelita Sáenz. De modo que Anita Lenoit, desde Tenerife Magdalena, le sigue los pasos al hombre que le quitó la virginidad en El Piñon Magdalena, pero en cada pueblo ribereño que llega, le contestan que el Libertador ya había partido.
Su persistencia le permitió llegar a Barranquilla, pero nuevamente se enteró que Simón Bolívar, horas antes se había marchado para Santa Marta, a bordo de un bergantín. Entonces la francesa esperó un barco que nunca llegó, desesperada toma el camino de herradura, una veces en mulo, otras veces en canoas y otras veces a pie. Así llegó a Santa Marta donde encontró un triste panorama, un ambiente mortuorio lleno de luto. Allí fue donde comprendió que su amado Simón Bolívar había fallecido, el día anterior a su llegada. Anita Lenoit permaneció los días restantes al lado de cadáver del hombre más grande de América, hasta que fue sepultado.
La enigmática mujer en el sepelio de Simón Bolívar: La francesita, que no lo olvidó nunca a pesar de los años que pasaron sin verse, le llevó flores al lugar de velación y le llevó flores al sepulcro. La enigmática mujer se cubría el rostro con un paño negro y en las oportunidades que el párroco trató de identificar a la dama vestida de negro que lloraba incansablemente, ésta se ocultaba sigilosamente cuando oía sus pasos.
Anita Lenoit nunca se casó, vivió sola hasta sus últimos días. El recuerdo de Bolívar la acompañó por siempre. Llena de pelo blanco y una dulzura increíble, murió en Tenerife Magdalena, el 5 de abril del año 1868.
MANUELITA SÁENZ, NUNCA LLEGÓ A SANTA MARTA: El 27 de abril del año 1830, el Congreso acepta la renuncia a Simón Bolívar del gobierno. Permaneció el Libertador en Fucha, cerca de Bogotá, hasta la partida al exilio, ya para esa época se le presentaba un severo acceso de tos. Manuelita Sáenz llamada “La Libertadora del Libertador”, porque lo salvó de muchos atentados, vivía en casa cercana, lo visitaba con frecuencia, lo cuidaba, pero no se quedaba allí.
Simón Bolívar salió de Santa Fe de Bogotá, una mañana lluviosa y triste del 8 de mayo del año 1830, con rumbo a la ciudad de Santa Marta, acompañado por un grupo de amigos y un pequeño destacamento militar para protegerlo. En el sitio de Cuatro Esquinas, donde empezaba el camino empedrado, Manuela Sáenz, sola y a caballo, esperó el paso de la comitiva y le hizo al General Bolívar, desde lejos un último adiós con la mano. Él le correspondió de igual modo y prosiguió la marcha.
La amante de Simón Bolívar, al enterarse en diciembre del año 1830, que su amado estaba moribundo en Santa Marta, emprendió viaje a esa ciudad para cuidar su salud. Cuando Manuela Sáenz llega a Honda, recibe una carta donde le manifiestan que su hombre murió el 17 de diciembre del año en curso. En ese instante recordó el último adiós que le dio la mañana lluviosa del 8 de mayo de 1830.
Ante esta circunstancia “La Libertadora del Libertador”, aplaza su viaje a Santa Marta y su vida cambió en gran dimensión, porque con la muerte de Bolívar empezaron las persecuciones políticas contra ella. El primero de enero del año 1834, Francisco de Paula Santander, firmó su destierro de Colombia, de modo que se fue para Jamaica y de allí a Guayaquil, Ecuador. No fue bien recibida por el gobierno ecuatoriano, ya que el 18 de octubre del año 1835, también fue expulsada de ese país.
Exiliada de su propia patria, Manuelita Sáenz, se instaló en el puerto Paita de Perú, donde vivió en medio de duras condiciones económicas. Nunca pudo recuperar sus bienes, que al morir su primer marido, le devolvía en su testamento. La pobreza y la invalidez, la acompañó durante sus últimos años, para finalmente morir en el puerto peruano, el 23 de noviembre del año 1856, sin haber conocido a la bella ciudad de Santa Marta, donde murió el hombre de su vida.
Manuelita Sáenz fue el amor que jugó papel importante en su vida política: El domingo 16 de junio del año 1822, Manuelita Sáenz, estando
casada con un médico y naviero inglés, 27 años mayor que ella, conoció al
Libertador Simón Bolívar, a la cabeza de tres mil soldados entrando triunfante
a Quito. Ella, desde su casa, le arrojó una corona de laureles que obligó a
mirarla. Sobre este suceso dejó escrito “La Libertadora del Libertador”:
- “Un inesperado temblor pobló mi alma y mi cuerpo durante un
segundo eterno (...). Desde ese momento mi vida le perteneció para siempre. Me
había conquistado el halo del héroe magnífico y su indudable esplendor”.
Recordó Manuelita, el baile de esa noche en que le dieron la
bienvenida a Bolívar:
- “Esa noche bailamos los valses de moda. A ratos lo sentí
apretarme la mano y al tiempo mirar mis ojos en la búsqueda de saber hasta
dónde podía avanzar (...). Después salimos al patio interno de la casa (...).
Antes de regresar tomó con su mano mi barbilla y me besó en los labios”.
Para esa época Manuelita Sáenz tenía 27 años; Simón Bolívar, 39.
Desde ese día ella dejó a su marido y lo acompañó en sus batallas para siempre.
Entre tantas mujeres, solo Manuelita Sáenz, “Mi Amable Loca”, como él la
llamaba, parece haber jugado un papel importante en la vida política del
Libertador Simón Bolívar. Ella fue un apoyo muy grande, lo acompañó durante sus
luchas y lo defendió a morir tanto en Ecuador como en Perú y en Colombia.
Que pasó en San Pedro Alejandrino, para que el Obispo Estévez no asistiera a los funerales del Libertador? Son muchas las versiones sobre el particular, pero la que más ha calado en la historia, es el disgusto del Obispo Estévez por haberse negado el Libertador Simón Bolívar a dar testimonio público de arrepentimiento por sus amores con Manuelita Sáenz. El Libertador se negó en forma altiva a retractarse de sus amores con Manuelita Sáenz. La caballerosidad, el agradecimiento, impidió a Simón Bolívar, humillar a la mujer que tanto amó y le salvó la vida.
DELFINA GUARDIOLA, LA MUJER QUE LE TIRÓ LA PUERTA A SIMÓN BOLÍVAR: Llamada "La Bella de Angostura", por ser nativa de
Angostura Venezuela, mujer de fuerte carácter, exuberante belleza y femineidad;
enfurecida por la fama de mujeriego que tenía el Libertador Simón Bolívar,
cerró la puerta de su casa en sus narices y recriminándole le dijo:
- “Usted es un hombre eminente, más que ninguno, pero el amor le queda grande”.
Ante esa respuesta que pretendía romper de una vez por toda la relación y habiendo percibido Simón Bolívar, que la hermosa mujer había obrado contra su voluntad, que su resistencia era aparente, que los ojos asombrados de la muchacha delataban lo contrario de lo hecho por su mano, saltó por la ventana de la cocina y permaneció encerrado con ella durante tres días y tres noches.
- “Usted es un hombre eminente, más que ninguno, pero el amor le queda grande”.
Ante esa respuesta que pretendía romper de una vez por toda la relación y habiendo percibido Simón Bolívar, que la hermosa mujer había obrado contra su voluntad, que su resistencia era aparente, que los ojos asombrados de la muchacha delataban lo contrario de lo hecho por su mano, saltó por la ventana de la cocina y permaneció encerrado con ella durante tres días y tres noches.
LUISA CROBER, LA DOMINICANA QUE LE SALVÓ LA VIDA A SIMÓN BOLÍVAR: Estando El Libertador en Jamaica, un negro esclavo tiene la misión de matarlo, aprovechándose de la oscuridad se acerca y apuñala sin piedad a un hombre en la hamaca de Bolívar. ”Pio” como se llamaba el esclavo, se equivocó de víctima, porque la hamaca estaba ocupada por Félix Amestoy, un fiel amigo de Bolívar, quien lo esperaba para conversar, mientras tanto Bolívar estaba en los brazos de esta exuberante mulata dominicana.
JOAQUINA GARAICOA LA QUE SE PUSO EL APELLIDO DE BOLÍVAR: Simón Bolívar la llamaba “La Gloriosa”, ella lo admiraba demasiado y él le mantuvo sentimientos puro y sincero. Bolívar llegó al extremo de autorizarle el uso de su nombre y apellido, que ella puso al lado del suyo y desde entonces se firmó "Gloriosa Simona Joaquina Trinidad y Bolívar".
María Isabel Rovira.
LA “TRAGA” DE MARÍA
ISABEL ROVIRA POR SIMÓN BOLÍVAR: El primero de diciembre del año 1830, a las siete y media de la
noche desembarcó Simón Bolívar en Santa Marta, bastante delicado de salud. El 6
del mismo mes y año yendo en coche con el Capitán de Milicias de la ciudad,
Joaquín de Mier y Benítez, hacía la Quinta San Pedro Alejandrino, a una legua,
al pasar por frente a la casa de Don Joaquín de Mier, este paró el coche para
despedirse de su esposa Doña María Isabel Rovira y Dávila. Entonces ella
seducida por el Padre de la Patria, le dijo a su marido en francés:
- “Espera un momento quiero conversar con el Libertador”.
Celoso De Mier le contesta a su esposa:
- “No ves que está enfermo”.
Simón Bolívar que hablaba el francés perfectamente, galante como
siempre, observa a la bella mujer diciéndole:
- “Señora, aún me queda aliento para ir a besar a usted las
manos”.
Doña María Isabel quedó tan anonadada que para prolongar la
conversación con Simón Bolívar, cogió su coche y los acompañó también hasta la
hacienda de su marido. Cuando llegaron a la Quinta San Pedro Alejandrino de
Santa Marta, la señora María Isabel Rovira y Dávila, le ofreció su lujosa cama
Luis XV enchapada en bronce y plata con adornos de vidrio Bacarat, para que
estuviera a gusto, pero él rechazó el ofrecimiento y pidió una hamaca. Prefirió
una hamaca colgada en los árboles milenarios de la famosa hacienda.
Al morir Simón Bolívar el 17 de diciembre del año 1830 en la
hacienda de la familia De Mier, la esposa de Don Joaquín recitó un soneto de un
poeta norteamericano dedicado al hombre más grande de América:
- “Tenía la valentía del que lleva una espada
- “Tenía la valentía del que lleva una espada
tenía la cortesía del que lleva una flor
y entrando en los salones arrojaba la espada
y entrando en los combates arrojaba la flor”.
y entrando en los combates arrojaba la flor”.
HERMANAS IBÁÑEZ.
LAS HERMANAS IBÁÑEZ DE SIMÓN BOLÍVAR: Simón Bolívar había
visitado en varias ocasiones a la familia Ibáñez, en la población Ocaña
Santander. Los visitó por primera vez en el año 1813, familia adicta a la causa
bolivariana. Era la de las Ibáñez, la casa del Libertador, vivienda del
matrimonio contraído entre el abogado cartagenero Miguel Ibáñez y Vidal, y la
dama ocañera Manuela Jacoba Arias Rodríguez, de cuya unión nacieron los
siguientes hijos:
- Manuel Ibáñez Arias, fue edecán de Simón Bolívar.
- Antonio Ibáñez Arias, militó bajo las órdenes de Bolívar.
- Pedro Alcántara Ibáñez Arias, militó bajo las órdenes de
Bolívar.
- Vicente Ibáñez Arias, militó bajo las órdenes de Bolívar.
- Miguel Ibáñez Arias, militó bajo las órdenes de Bolívar.
- Carmen Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de Bolívar.
- María Josefa Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de
Bolívar.
- Manuela Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de
Bolívar.
- Isabel Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de
Bolívar.
- Nicolasa Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de
Bolívar.
- Bernardina Ibáñez Arias, decidida partidaria de las ideas de
Bolívar.
BERNARDINA IBÁÑEZ ARIAS: Cuando en el año
1813, se enamoró Simón Bolívar de Nicolasa Ibáñez, observó embelesado a su
hermana menor Bernardina; a su temprana belleza, resultó ser la tierna mujer,
uno de los verdaderos tormentos del Libertador de la Patria. En el año 1819, después de la Batalla de Boyacá, Bernardina,
figuró entre las jóvenes escogidas para presentar a Simón Bolívar, en Bogotá,
los trofeos cívicos concedidos al Libertador y a sus compañeros de armas. Fue
en esa ceremonia que nació el amor entre los dos. Más tarde, la señorita
Bernardina Ibáñez contrajo matrimonio con el letrado y político colombiano
Florentino González (1805-1874).
Nicolasa Ibáñez.
NICOLASA IBÁÑEZ ARIAS: De las Ibáñez,
Bolívar, se enamoró primero de Nicolasa, pues fue una de las damas ocañeras que
salieron a recibirlo con guirnaldas cuando llega el 9 de enero del año 1813,
con su ejército tras la exitosa campaña del Bajo Magdalena. Fue un romance
efímero y ardiente.
Para el año 1815, Nicolasa Ibáñez Arias (1793-1873), era una
hembra despierta y bien forrada en sus caprichos y cualidades, y devota
admiradora del Libertador. Fue la época en que Simón Bolívar, apreció su
extraordinaria belleza y sus angustias eróticas. Ella contaba con 21 años y
Bolívar con 31, aunque ya ella estaba casada con Antonio José Caro. Años
después Nicolasa Ibáñez se mudó para Bogotá con sus hijos, fue en la capital
donde se murmuró un romance con el General Francisco de Paula Santander.
Doña Nicolasa Ibáñez Arias, hija del distinguido matrimonio de
Ocaña entre Antonio Miguel Ibáñez y Manuela Jacoba Arias; dama ella de
extraordinarios encantos físicos, inteligente, emprendedora, carácter dominante
y seductora, fue el grande y apasionado amor de Francisco de Paula Santander y
su amante pública. Nicolasa Ibáñez Arias nació el 30 de abril de 1793 y se casó
con Antonio José Caro Fernández, el 16 de marzo del año 1813, apadrinados por
Simón Bolívar. A pesar de su matrimonio Francisco de Paula Santander siempre la
ayudaba económicamente, ya que para el año 1820, le dio un negocio de sal. Las
relaciones íntimas de Santander y Nicolasa para esa época se hicieron públicas
en todo el territorio de la Gran Colombia. Para el año 1820 Nicolasa no tuvo
más nada que ver con su marido y de Ocaña se fue para Bogotá. En la capital se
entregó totalmente en los brazos de Santander.
Se casó Nicolasa Ibáñez Arias con José Caro Fernández, por obra
y gracia del Libertador Simón Bolívar, quien sacó de la cárcel a su prometido,
matrimonio del cual nacieron tres hijos:
- Manuela Caro Ibáñez, nacida en 1814.
- José Eusebio Caro Ibáñez, nacido en 1817 y; padre y fundador
del Partido Conservador.
- Diego Caro Ibáñez, nacido en 1818.
Del matrimonio de Nicolasa ocurrido en Ocaña, nació el poeta
romántico, periodista, filósofo y político José Eusebio Caro Ibáñez, quien
naciera en Ocaña y falleciera en Santa Marta el 28 de enero del año 1853. Se comenta que tanto Nicolasa como su madre doña Manuela Jacoba
fueron amantes de Simón Bolívar. De manera que el Libertador se desentendió de
esos amoríos con Nicolasa porque no tenía tiempo para dedicarse a andar en
secretos con una mujer casada y con amante. Todo este tramoyo sentimental para
desgracia de su hijo José Eusebio Caro Ibáñez, reconocido personaje fundador
del Partido Conservador Colombiano.
Bernardina Ibáñez.
Simón Bolívar le escribió a la singular belleza de Bernardina,
la siguiente carta:
- “Para la melindrosa, y más que melindrosa, bella Bernardina”.
CARMEN IBÁÑEZ ARIAS: Casada en Ocaña con Manuel María Trigos.
MANUELA JACOBA ARIAS: Es la madre de Nicolasa y Bernardina Ibáñez Arias, también se rumoró que fue amantes de Bolívar.
CARMEN IBÁÑEZ ARIAS: Casada en Ocaña con Manuel María Trigos.
MANUELA JACOBA ARIAS: Es la madre de Nicolasa y Bernardina Ibáñez Arias, también se rumoró que fue amantes de Bolívar.
OTROS
AMORÍOS DEL LIBERTADOR.
RAMILLETE DE DAMAS BOLIVARIANAS: Hermosas damas como, Teresa Laisney, ocañeras Bárbara
y Juana de Dios Lemus, Salustiana y María de Jesús Patiño, boliviana Benedicta
Nadal, Julia Cabrera, Josefina Madrid, la Mariscala Francisca Gamarra, Javiera
Moore, Rebeca, Lucía León, Lydia y Jeanne, Ana Rosa Mantilla, Xaviera Moore, María
Joaquina Costas, María Magdalena, y muchas otras.
Francisca
Zubyaga de Gamarra.
Francisca Subyaga de
Gamarra: Se dice que dejó un
brazalete en el cuarto de Bolívar, para meterlo en problemas con Manuelita
Sáenz.
Poetisa peruana Tomasa
de Suero: Esta mujer que le
escribía poemas amorosos en francés.
Teresa Mancebo: a El fuerte amor de Bolívar, le producía insomnios,
Aurora Pardo: Bolívar la estrecha contra su pecho en un
baile y ella dice loca de amor:
- ¿Si tú eres el Libertador?, viva la gloria!
Josefina Machado: "Pepita" como la llamaban, se
encontraba entre una de las doncellas que coronaron a Bolívar, al entrar
exitoso en Caracas luego de finalizada La Campaña Admirable. Simón y “Pepita”
se amaron desde el mismo momento que se conocieron. Hicieron pública su
relación sin importarles lo que diría la gente, estuvieron juntos 6 años,
durante los cuales ella supo ganarse la confianza de Bolívar, era de un
carácter muy guerrero le acompaño durante batallas y momentos muy difíciles.
Asunción Jiménez: Con esta dama se encontró Simón estando en
Margarita, mientras la tripulación se encontraba en tierra, conociendo La
Asunción (La ciudad), Bolívar estaba en la cubierta del bergantín, ardiendo de
pasión con Asunción, la de carne y hueso.
Isabel Soublette: Hermana del General Carlos Soublette, también
fue amante de Bolívar, una mujer descrita como esbelta, rubia y blanca, de ojos
azules y bellos.
Juana Pastrana
Salcedo: Fue quizás la amante
más humilde del Libertador, era una graciosa campesina que conoció en Capacho
(Mérida). Durante la Campaña Admirable, Simón Bolívar llegó a preguntar por
ella, pero su madre vivazmente la ocultó para que él no la encontrara.
Jeannete Hart: Fue su amante Gringa, la conoció en Perú, esta
relación produjo muchos celos en Manuela Sáenz. Cuentan que por ella "El
Libertador" estuvo a punto de batirse a duelo con un gringo celoso.
Manolita Madroño: Era una joven de 18 años bellísima, le tocó
coronarlo en Huaylas (Perú). Después de Ayacucho, durante el tiempo que duro su
aventura, ella lo acompaño a la Batalla de Junín y le tocó lidiar con las
“etcéteras” de Bolívar.
FUENTES DE CONSULTA.
Indalecio Liévano
Aguirre: Bolívar, publicado en
el año 1945.
Cesar R. Marcucci: Bolívar y la Mujer Costeña de la Independencia; publicado en el año 1982.
William Hernández Ospino: Las Mujeres del Magdalena en la Guerra de Independencia de España; publicado en el año 1995.
Luis Roncallo: La Siempre Viva del Libertador; publicada en el año 2003.
Fabio Puyo Vasco, Eugenio Gutiérrez: Bolívar Día a Día tomo II y III; publicado en el año 1983.
Luis Capalla Toledo: Leyendas Histórica, publicado en el año 1948.
Esteban Páez Polo: Simón Bolívar en Barranquilla; publicado en febrero del año 1980.
Raúl Ospino Rangel: El Piñón Magdalena en la Indepencencia de Colombia; publicado en el año 2010.
José Fulgencio Gutiérrez: Bolívar y su obra, publicado en el año 2019.
Cesar R. Marcucci: Bolívar y la Mujer Costeña de la Independencia; publicado en el año 1982.
William Hernández Ospino: Las Mujeres del Magdalena en la Guerra de Independencia de España; publicado en el año 1995.
Luis Roncallo: La Siempre Viva del Libertador; publicada en el año 2003.
Fabio Puyo Vasco, Eugenio Gutiérrez: Bolívar Día a Día tomo II y III; publicado en el año 1983.
Luis Capalla Toledo: Leyendas Histórica, publicado en el año 1948.
Esteban Páez Polo: Simón Bolívar en Barranquilla; publicado en febrero del año 1980.
Raúl Ospino Rangel: El Piñón Magdalena en la Indepencencia de Colombia; publicado en el año 2010.
José Fulgencio Gutiérrez: Bolívar y su obra, publicado en el año 2019.
Soy gran admirador de la obra libertaria de Simón Bolivar y de su ideología nacionalsocialista que compaginaba con su carácter de guerrero indomable y espíritu bondadoso, pero implacable ante la mentira y la traición. Bolivar después de su matrimonio destrozado por la adversidad, jugó su corazón al asar y se lo ganaron La guerra y El amor, y en ambos obtuvo los mejores éxitos, sus triunfos en la guerra fueron incontables lo mismo que en el amor.
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