viernes, 8 de mayo de 2020

ESCUELA DE ACORDEONEROS
REGIÓN ZAPAYÁN MAGDALENA.
Bálsamo Magdalena.
Tierra de acordeones.

LLEGADA DEL ACORDEÓN A LA REGIÓN DE ZAPAYÁN MAGDALENA: La primera referencia del acordeón en Colombia se remonta a la década de 1860, cuando el médico francés Charles Saffray desembarcó en Santa Marta. Este viajero escuchó en pleno desembarque los sonidos de un acordeón, sin especificar mayor información. De acuerdo con lo anterior, Saffray estuvo en Colombia entre 1860 y 1862, por lo que la referencia del acordeón en Santa Marta sería para los primeros años de esa década
Así refiere Joaquín Viloria de la Hoz, la llegada del acordeón a Santa Marta, en su libro Acordeones, Cumbiambas y Vallenato en el Magdalena Grande: una historia cultural, económica y política (1870-1960). En otro aparte del mencionado libro, de acuerdo a los documentos de la Aduana de la época, se informa que entre los años 1869 y 1872, entraron a Colombia 631 acordeones por el antiguo puerto de Sabanilla Atlántico. 
ACORDEÓN EN EL PUERTO DE SABANILLA: La primera salida al mar que tuvo Barranquilla en el siglo XIX fue la Bahía de Sabanilla, primer puerto importante de comercio exterior que tuvo Colombia, el cual surgió por la necesidad de hacer exportaciones a Europa. Con la inauguración del ferrocarril en enero del año 1871, se consolida el comercio nacional e internacional con la conexión del muelle de Puerto Colombia. De modo que el puerto de Sabanilla tuvo abundante relación comercial y cultural con puertos ribereños, representados desde Sitionuevo hasta El Banco Magdalena. 
Tiene lógica que esos 631 acordeones que entraron por el puerto de Sabanilla y por el puerto de Santa Marta se fueron regando por los puertos ribereños en donde hacían escala los vapores de siglo XIX; territorios con una música primitiva de flautas y tambores que al integrase al instrumento europeo, el intérprete asume un doble papel, toca y canta a la vez y, le deja la boca libre para cantar, lo que no ocurría con instrumentos nativos como la flauta. Así en la región de Zapayán la música primitiva o aborigen se va desarrollando con el instrumento europeo en música del Magdalena Grande, música de parranda, música provinciana, música de acordeón, para terminar en música vallenata.
Para corroborar lo anterior el corresponsal del periódico de New York “El Journal”, Mr. Charles H. Emerson, asegura que en el año 1898, escuchó en Puerto Colombia, cerca de Barranquilla, una serenata interpretada con acordeón. Francisco Rada Ortiz, en su libro, Historia de un Pueblo Acordeonero, afirma que su padre Francisco Rada Batista, le contó que el acordeón entró a Plato Magdalena a mediados de siglo XIX, procedente de Mompox y que este instrumento se vendía en todos los pueblos ribereños del Magdalena.
Complejo Lagunar.
Ciénaga de Zapayán.
Ciénaga Cerro San Antonio.

ESCUELA DE ACORDEONEROS: Estos datos históricos dan cuenta del nacimiento de una escuela de acordeoneros en la región de Zapayán, a mediados de siglo XIX, enmarcada principalmente en el entorno geográfico de la Ciénaga de Zapayán y de la Ciénaga de Cerro San Antonio Magdalena. Fue ante todo una generación de acordeoneros identificados por la cultura de una zona geográfica, no por un estilo musical. Ese entorno geográfico los hizo amigos de parrandas, de encuentros musicales, de piquerias, así tenemos que los puntos de encuentros musicales se materializaban en:
-  Punta de Piedra y Piedras de Moler, (Ciénaga Zapayán).
- Bálsamo, (Concordia).
- Concepción y Candelaria, (Ciénaga Cerro de San Antonio).
- Pivijay.
- El Piñón.
- Chibolo.
- “El Colegio”, finca de Pacho Rada, ubicada en Nueva Granada.
Pacho Rada a pesar de pertenecer a la región centro del Magdalena, mantuvo una correspondencia fluida con los acordeoneros de la zona ribereña y eso se debió fundamentalmente a la cercanía y relación comercial de los pueblos ribereños con Chibolo, lugar donde Pacho Rada, frecuentaba con su acordeón al hombro. Lo mismo ocurrió con Abel Antonio Villa que de Zapayán trasladó su acordeón a Pivijay, dejando en esta región una escuela musical. Otra evidencia fue la de Juancho Polo Valencia, que su padre salía de Candelaria, caserío de Cerro San Antonio Magdalena y penetraba en labores del campo en Flores de María, perteneciente entonces al municipio de Pivijay, así nació la historia de "Alicia Adorada", quien murió en esa población y donde Juancho Polo Valencia inmortalizó semejante tema musical.
PRIMEROS ACORDEONEROS DE LA REGIÓN: Cuando se habla de acordeoneros de esta importante región musical del Magdalena, que corresponde a los municipios de Zapayán, Tenerife, Pedraza, Chibolo, Cerro San Antonio, El Piñón, Concordia, Salamina y hasta el mismo Pivijay; siempre se mencionan a los sobresalientes o a los que tuvieron la oportunidad de hacer grabaciones como, Juancho Polo Valencia, Abel Antonio Villa, Francisco “Pacho” Rada. Bien es sabido que antes de estos juglares, hubo en la región de Zapayán, también llamada “Región de las Piedras", acordeoneros y acordeoneras primitivos que fueron la escuela de las demás generaciones. 
Es llamada “Región de las Piedras”, por los nombres de los pueblos que en ella se encuentran: Piedras de Moler, Piedras Pintadas, Punta de Piedra, Los Cerritos. Esos primitivos acordeoneros de mediados de siglo XIX, con encuentros musicales en Punta de Piedras y Piedras de Moler (Zapayán), Bálsamo (Concordia), El Piñón, Pivijay, Concepción y Candelaria (Cerro San Antonio), Chibolo y “El Colegio”, la finca de Pacho Rada, entre muchos fueron los siguientes:
- Gilberto Bermúdez.
- Antonio Villa Salas.
- Emir Rosales.
- Fabián Villa Villa.
- Manuel Medina Moscote. 
- Carmelo Vargas.
- Candelaria Támara.
- Rafael Camacho Sánchez.
- Manuel Medina Rodríguez.
- Porfirio Támara Bermúdez.
- Manuel Támara Bermúdez.
- César Támara Bermúdez.
- Manuel Vargas Olaya.
- Salvador Fonseca.
- Nildo Peña.
- Juan José Núñez Peña.
- Leonardo Núñez Álvarez.
- Rafael Almeira.
- Antonio Llerena de Ávila.
- Eduardo Campo.
- Ángel María.
- Modesto Cueto Barrios.
- Pedro “Pello” Polo Meriño.
- Pedro Calvo Pérez.
- Juancho “Cañate” Orozco.
- Felipe Carranza.
- Emiliano de la Hoz.
- Virgilio de la Hoz González. 
- Manuel Arrauth.

REGIONES DE ZAPAYÁN.
Ciénaga de Zapayán.

ACORDEONEROS EN LA CÍENAGA DE ZAPAYÁN: En el año 1754, el Maestro de Campo de la Provincia de Santa Marta, José Fernando de Mier y Guerra, toma posesión de la ciénaga en jurisdicción de Tenerife Magdalena, ahuyenta a los indígenas y establece allí uno de sus principales potreros para cría de ganado, el cual bautiza con el nombre de Zapayán. Alrededor de esa ciénaga, se formaron varias poblaciones, entre ellas, Punta de Piedra y Piedras de Moler. La población de Punta de Piedra, es fundada por pescadores en el año 1800. Piedras de Moler, fue corregimiento de los municipios de Tenerife, Punta de Piedra y, actualmente corregimiento del municipio de Zapayán Magdalena. Por medio de la Ley No. 59, de diciembre 26 del año 1868, se creó el municipio de Punta de Piedra, en el Departamento de Tenerife, Estado Soberano del Magdalena, entonces hacía parte de ese territorio, la población de Piedras de Moler. La Asamblea del Magdalena, por medio de la Ordenanza No. 005 del 23 de junio del año 2000, crea un nuevo ente territorial con el nombre de Zapayán, siendo Punta de Piedra cabecera municipal y Piedras de Moler corregimiento. Perteneciendo Piedras de Moler al municipio de Tenerife, nació Abel Antonio Villa, el primero de octubre del año 1924. En esta población aprendió a tocar el acordeón influenciado por Gilberto Bermúdez Támara, Emir Rosales y por su hermano mayor Fabián Villa Villa. 
En sus memorias lo ratifica Abel Antonio Villa, manifestando que fue influenciado por los acordeones de su padre Antonio Villa Salas, de Gilberto Bermúdez Támara, de Emir Rosales, de Rafael “El Flaco Camacho”, de Porfirio Támara Bermúdez y por Francisco “Pacho” Rada. Contó Abel Antonio Villa, que “Pacho” Rada Batista, a quien conoció en Chibolo, cuando cumplió 14 años, fue su profesor y al que le compró su primer acordeón. Comenta de igual manera que en esa población chibolera conoció a muchos acordeoneros, entre ellos a Nildo Peña.
Gilberto Bermúdez Támara: El comerciante José Eugenio Bermúdez Andrade, proveniente de Cerro San Antonio Magdalena, tuvo una relación amorosa con dos hermanas: Candelaria y Eugenia Támara Isaza. Al separarse de Candelaria Támara Isaza con quien residía en Bálsamo Magdalena, se fue a vivir a Punta de Piedra con Eugenia Támara Isaza.
En Bálsamo Magdalena, con Candelaria Támara Isaza, que tocaba acordeón, tuvo tres hijos que salieron acordeoneros como su madre: Manuel, Porfirio y César, que se firmaban Támara Bermúdez, porque eran hijos naturales. En Punta de Piedra (hoy Zapayán), tuvo un hijo con la esposa Eugenia Támara Isaza, que también salió acordeonero, llamado Gilberto Bermúdez Támara.
Gilberto Bermúdez Támara, afamado músico de Punta de Piedra y entrañable amigo del padre de Abel Antonio Villa, nació en el año 1907, casado con la piñonera Ana Villa Barrios, hermana de la madre de Abel Antonio Villa. Fue Gilberto Bermúdez Támara el primero en llevar un acordeón de una hilera a Piedras de Moler Magdalena y en casa de la familia Villa, dormía las fumas. En una entrevista publicada por el periódico El Espectador, el 18 de enero del año 2018, Abel Antonio Villa, quien agarró el acordeón por primera vez, a la edad de 8 años, responde lo siguiente:
- “Para mi fortuna, encontré a Gilberto Bermúdez, de él recibí mis primeras clases en el aprendizaje del acordeón a los nueve años.
- "Cada vez que Gilberto Bermúdez iba a mi casa a reposar sus borracheras, yo aprovechaba para tocar el acordeón con Fabián, mi hermano mayor.
Emir Rosales: Veteranos acordeonero del pueblo Piedras de Moler Magdalena, de finales de siglo XIX, amigo de parrandas de los Villa.
Antonio Villa Salas: Antonio Villa Salas era oriundo de El Yucal Bolívar, y su esposa María Villa Barrios, oriunda del Piñón Magdalena. Era el padre del juglar Abel Antonio Villa (1924-2006), con residencia en el corregimiento Piedras de Moler. Antonio Villa Salas era el encargado de animar las fiestas patronales de la Cruz de Mayo y de San Isidro Labrador, en la región de Zapayán Magdalena, razón por la cual se rozaba con todos los acordeoneros de esa zona musical. Recuerda su hijo Abel Antonio Villa, en la entrevista periodística, que el acordeonero en su casa era Gilberto Bermúdez Támara y que a su papá le gustaba vocalizarle. También manifiesta que él, no se despegaba de los actos parranderos que se animaban segundo a segundo en su casa, con el acompañamiento de acordeón y licor.
- Fabián Villa Villa el hermano mayor de Abel Antonio Villa, fue otro acordeonero que lo indujo en el toque de ese instrumento. Refiere Abel Antonio Villa, que desde el año 1935, ya salía a tocar por los pueblos cercanos en compañía de su hermano Fabián, quien patrocinaba sus correrías. En esas andanzas se encontraron con los guitarristas samarios-cienagueros Julio Bovea Fandiño y Virgilio Riascos, con quienes conformaron su primera agrupación musical.
- El hermano menor de Abel Antonio Villa, de nombre Alfredo Francisco Villa Villa, conocido en la farándula como “El Negro Villa", nació en Piedras de Moler Magdalena, también fue amante del vallenato con su toque de acordeón. Fue uno de los fundadores de la Asociación de Músicos del Atlántico (Asomuatlan), en el año 1978. Son los músicos que a diario se parquean en el Parque El Joe, en la calle 72 con carrera 46, más exactamente en la entrada a la estación Romelio Martínez de Transmetro, allí se encuentra la sede de dicha asociación musical.
Manuel Medina Moscote: Veterano acordeonero de finales de siglo XIX, nació en el caserío Punta de Piedra, hoy municipio de Zapayán Magdalena. Siempre reclamó la autoría de la famosa canción “Santa Marta Tiene Tren”, que aparece registrada como del acordeonero guajiro Francisco “Chico” Bolaños (1902-1962), quien llegó a la Zona Bananera en 1924, cuando ya la canción era conocida en todo el Departamento del Magdalena.
Manuel Medina Moscote como obrero y acordeonero, recorrió la Zona Bananera, en su esplendor dorado del banano, dejando muchas canciones que enriquecieron el folclor vallenato. Se caracterizaba en sus cantos por poseer la voz más potente de la región, que cuando la elevaba desvestía los árboles, potencia atribuida a sus músculos de acero. De Manuel Medina Moscote, se decía también que poseía poderes sobrenaturales provenientes de pactos con el diablo, lo cual se reflejaba en su “Niño en Cruz”.
La primera versión de “Santa Marta Tiene Tren”, fue grabada en Argentina en el sello Odeón, por la orquesta del argentino Eduardo Arman en el año 1945. La segunda versión fue grabada en Cartagena en el sello Fuentes, por la Orquesta del Caribe de Lucho Bermúdez y el canto de Pedro Collazo en el año 1946.
Modesto Cueto Barrios: Conocido como “Modestico”, fue un buen acordeonero oriundo de la antigua Punta de Piedra Magdalena, hombre de aptitud temperamental.  Gran digitidor al estilo de Luis Enrique Martínez y Emiliano Zuleta Díaz, participó en varias ocasiones en el festival quedando de finalista Categoría Aficionado en el año 1979, cuando fue vencido por Alvarito López. La Alcaldía Municipal de Zapayán Magdalena, en junio del año  2017, durante el III Festival de Canciones Inéditas “Ciénaga de Zapayán”, realizado en Punta de Piedras, le rindió homenaje póstumo a Modesto Cueto Barrios. 
 
Rafita Camacho.

EL ACORDEÓN EN BÁLSAMO MAGDALENA: Recorrer las calles del municipio de Concordia, antiguo Malabrigo, y de sus corregimientos, es encontrarse con la riqueza cultural de los juglares que visitaban y paseaban por el río, el caño, la ciénaga y las montañas, entonando sus melodías.  
Una mujer tocando acordeón en el siglo XIX: En Bálsamo, corregimiento de Concordia Magdalena, residía Candelaria Támara Isaza, tocando acordeón y haciendo versos desde muy joven, instrumento que aprendió por enseñanza que le hiciera su padre de origen bolivarense, a mediados de siglo XIX. Los primeros hijos de Candelaria nacieron a finales de siglo XIX, quiere decir que esta mujer es considerada de las primeras en tocar acordeón en Colombia, junto con las plateñas Ana Felipa Pasos Batista, cuyo padre el acordeonero Eusebio Pasos Castro, nació en el año 1838. La otra acordeonera plateña es Mamerta Hernández Buelvas, nacida en el año 1872, que tenía un conjunto musical casero, con su hermana Melchora Hernández Buelvas, quien tocaba guacharaca y hacía coros. Eran hijas del acordeonero plateño Melchor Eloy Hernández Batista. Le siguieron a estas juglares, María Quiñonez, destacada en el acordeón a finales de la década de 1930, en su pueblo Nueva Granada Magdalena. 
Se comprometió Candelaria Támara Isaza, en Bálsamo Magdalena, a finales de siglo XIX, con el comerciante José Eugenio Bermúdez Andrade, proveniente de Cerro San Antonio Magdalena, de cuya unión nacieron tres hijos acordeoneros como ella, que se firmaban con el apellido de la madre por ser hijos naturales, ellos fueron:
- Manuel Támara Bermúdez.
- Porfirio Támara Bermúdez.
- César Támara Bermúdez.
Hermanos Támara Bermúdez en Bálsamo: De modo que como los hermanos Manuel, Porfirio y César Támara Bermúdez, nacieron para las composiciones y para el acordeón y, su madre también le jalaba a las fuelles, la casa de Candelaria Támara Isaza, era frecuentada por músicos como Rafita Camacho Sánchez, Abel Antonio Villa, Pacho Rada Batista y el medio hermano de los Támara Bermúdez, con residencia en Punta de Piedra, Gilberto Bermúdez Támara. De modo que desde finales de siglo XIX, en la vivienda de Candelaria Támara Isaza, se realizaban parrandas y bailes identificados con los siguientes nombres:
-“El Merengue”, baile al aire libre.
- “La Jaranita”, baile de sala. 
Manuel, el mayor de los hijos de Candelaria Támara Isaza, con su acordeón fue uno de los protagonistas de los bailes en la población de Bálsamo. Su hermano menor llamado Gilberto Bermúdez Támara, de un total de 10, nació en el año 1907, quiere decir que Manuel tuvo nacimiento a finales de siglo XIX y tuvo una muerte prematura.
Finalizando la década de 1920 y comenzando la de 1930, aparecen los hermanos, Porfirio y César Támara Bermúdez, como grandes compositores y ejecutores de acordeón en las parrandas de la región e influyeron en la vida musical de Abel Antonio Villa. Porfirio Támara Bermúdez, quien murió en la década de 1940, tuvo renombre tanto en el canto como las composiciones. Al respecto comenta el historiador de Pedraza Magdalena, Álvaro Rojano Osorio, en su libro:
- “Porfirio, pese a la muerte de su madre, quien era su apoyo musical, continuó escudriñando el acordeón y sacándoles notas acompasadas, lo que le permitió ser conocido y considerado un referente musical del Bajo Magdalena. Además de músico era un asiduo lector y escritor de poemas y se atrevió, como sus hermanos Eusebio y Rubén, a escribir versos.
César Augusto Támara Bermúdez, es autor de muchas canciones y tocaba el mismo estilo de su medio hermano Gilberto Bermúdez Támara; es el autor del son “La Hija de mi Comadre”, la cual fue grabada en el año 1947 por Guillermo Buitrago. Sobre esta familia de acordeonero escribe Álvaro Rojano Osorio:
- “Ellos, los Támaras, cimentaron con su acordeón bases importantes de lo que llamamos música vallenata. Un alumno aventajado de Porfirio y Gilberto, que tomó elementos del estilo de ellos, Abel Antonio Villa, considerado un juglar del vallenato, representó la trascendencia musical que tuvieron los hijos de Candelaria, Eugenia y José Eugenio.
Rafael “El Flaco Camacho”: Nació Rafael Antonio Camacho Sánchez, en Rosario de Chengue, corregimiento de Concordia Magdalena en el año 1907, pero criado en el corregimiento de Bálsamo, jurisdicción del mismo municipio. De sus hijos salieron acordeoneros igual que él: Donaldo Camacho Movilla, Martín Camacho Movilla, Abelardo “Pacho” Camacho, César “Burgo” Camacho y Gil “Pechi” Camacho; sobresaliendo la ejecución del sonoro instrumento, Gil, Martín y Donaldo Camacho Movilla.
“El Flaco Camacho”, fue vecino en Bálsamo de los hermanos Támara Bermúdez, todos ellos fueron los grandes influyentes en el estilo musical del “Padre del Acordeón”, Abel Antonio Villa. Manuel Támara Bermúdez y Rafael Camacho Sánchez, se encargaba en Bálsamo Magdalena de alegrar con sus acordeones los bailes de “El Merengue” y “La Jaranita”. En el año 1945 el guitarrista cienaguero Gustavo Rada Ojito, acompañado del acordeonero barranquillero José María Peñaranda, le graban la canción “La Varita de Caña”, luego en el año 1946 la grabó el cantor cienaguero Guillermo Buitrago, canción inspirada en el año 1036. También dicen que es autor del son “Riqueza no es la Plata”, la compuso cuando en los años cuarenta se conoció con Francisco “Pacho” Rada Batista en Bálsamo Magdalena.
Manuel Medina Rodríguez: Fue otro acordeonero balsamero, contemporáneo de Manuel Támara Bermúdez, el hijo mayor de la acordeonera Candelaria Támara Isaza. Manuel Medina Rodríguez, fue de los primeros protagonistas con su acordeón, de los bailes que realizaba la madre de los Támara Bermúdez, en la población de Bálsamo.
Jesús “Colachito” Brochero: Acordeonero oriundo Concordia, son de su autoría los éxitos “Mi Orgullo”, “La Prepago”. También es técnico de acordeón, compositor y ha grabado con muchos cantantes. Es Jesús Brochero padre de los acordeoneros Jesualdo Brochero y Johan Brochero; de la misma manera es padre del, cajero Jesús Manuel “Manolo” Brochero y del guacharaquero y compositor Osmel Brochero.
Manuel Vargas Olaya: En Tenerife Magdalena, muy cerca del pueblo de Bálsamo, nació a comienzos de siglo XX, un acordeonero de nombre Manuel Vargas Olaya, casado con Argénida Camacho, natural de Chenque Magdalena. Manuel Vargas Olaya, falleció junto con su esposa en El Copey Cesar.  
Hermogenes Fontalvo Ospino: Acordeonero nativo de Bomba, corregimiento del municipio de Pedraza.
  
César   
Támara Bermúdez.

ACORDEONEROS EN LA CIÉNAGA DE CERRO SAN ANTONIO: Hay dos poblaciones a orillas de la Ciénaga de Cerro San Antonio llamadas Candelaria “Caimán” y Concepción “Coco Solo”, por donde tuvo andanzas musicales el juglar Juancho Polo Valencia, quien nació en Candelaria Magdalena, el 18 de septiembre del año 1918, en el hogar conformado por Juan Polo Meriño y María del Rosario Cervantes Berdugo.
En “Coco Solo”, por la década de 1930, había una tienda-cantina de propiedad de José Meza con el mismo nombre del pueblo: “Tienda Coso Solo”. A esa cantina donde parrandeaban con tragos de Ron Caña, llegó por esa época Juancho Polo Valencia, con un viejo acordeón. Fue tanto el encanto de sus notas musicales que José Meza, ofreció regalarle un acordeón nuevo a cambio de que fuera más constante a tocar a la tienda, de manera que el propietario de la cantina viajó a Barranquilla y le regaló el nuevo acordeón.
Años después el legendario Francisco Pacho Rada estuvo en correrías musicales por Concepción Magdalena, precisamente invitado por José Meza propietario de la “Tienda Coco Solo”. Fue allí donde Juancho Polo Valencia conoció al maestro del Son Vallenato, que con el tiempo se convirtió en su referencia musical. Empezó tocando la parranda el veterano Pacho Rada, que tuvo que subirse a una mesa de madera ante tanta muchedumbre presente. Luego el turno le tocó al joven Juancho Polo Valencia, que fue ovacionado por los coqueros y sus paisanos los caimaneros. Entrada la noche Pacho Rada se fue en elogio por la destreza musical del hijo de Candelaria “Caimán”, corregimiento de Cerro San Antonio Magdalena, a una legua de allí.
Pedro “Pello” Polo Meriño: Aprendió Juancho Polo Valencia a tocar, en un acordeoncito pequeño de dos teclados de su padre Juan Polo Meriño, quien lo utilizaba en horas de la tarde después de las labranzas del campo. Pero a quien más le ponía atención eran a las notas de su tío Pedro Polo Meriño, quien le daba clases de oídas en el pueblo de Candelaria, corregimiento de Cerro San Antonio Magdalena.
Ángel María: El padre de Juancho Polo Valencia, Juan Polo Meriño, le enseñó a tocar flauta, con la finalidad que hiciera parte de un grupo de gaiteros que había en la población de “Caimán”, del cual hizo parte en corto tiempo. Pero Juancho Polo, terminó inclinándose por el acordeón en el año 1936, cuando acompañaba esporádicamente a su amigo Ángel María, un acordeonero de origen sabanero que lo metió al oficio.
“Los Hermanos Polo”: Hijos de María Polo Cervantes, hermana de Juancho Polo Valencia, conjunto que tuvo vigencia musical hasta la década del ochenta.
Sebastián “Chan” Polo Hernández: Nació un 20 de enero, del año 1944 en Flores de María Magdalena, criado en las fincas de sus abuelos Juan Polo Meriño y María del Rosario Cervantes Berdugo. “Chan”, de gran parecido físico a su padre Juancho Polo Valencia, se hizo músico tardíamente, a los 35 años, dirigiendo un conjunto llamado “Los Herederos de Juancho Polo”, con el que toca por pueblos y fiestas familiares.
Acordeonero Pedro Calvo.
Cantagallar Magdalena.

RIMEROS ACORDEONEROS PIÑONEROS: Antaño las fiestas de San Pedro Mártir de Verona en El Piñón, constituían un jolgorio regional. En ellas participaban de todos los rincones de la Costa Caribe, galleros, fonderas, beisbolistas, orquestas, toreros, caballistas, músicos etc. Estas fiestas patronales se constituían también en encuentros de acordeoneros, entre los que no fallaban: Juancho Polo Valencia, Andrés Landero, Luis Enrique Martínez, Alejo Duran, Abel Antonio Villa, Armando Zabaleta, “Chema” Martínez; quienes intercambiaban notas con los acordeonistas nativos del pueblo. Además de la plaza pública, se entonaban notas en casas parranderas, como la de Julián Medina, la del músico Cándido Tejada, la del ganadero “El Mono” Zambrano, la de Virgilio de la Hoz González, la de José María Vizcaíno, la de Atilio Villa de la Hoz, la de Miguel Palmera, la de Miguel Ariza.
En casa del acordeonero piñonero Virgilio de la Hoz González, residía el Rey Vallenato, Alejo Durán, donde se realizaban grandes parrandas. El navegante Miguel Ariza, contrataba los servicios de Abel Antonio Villa, para parrandear en su casa, maestro del acordeón que se alojaba en casa de su primo Atilio Villa de la Hoz. Posaba Juan Polo Valencia en esta población, en casa del músico Cándido Tejada y sus parrandas eran famosas en la casa del gallero y ganadero “El Mono” Zambrano. Esa tradición musical de juglares vallenatos, reunidos en El Piñón Magdalena, en el mes de abril, perdió vigencia a partir del año 1968, cuando se organizó el primer Festival Vallenato, ya que todos ellos empezaron a interesarse por el concurso de Valledupar, olvidando las fiestas piñoneras.
Testimonio de Martín Mosquera Montero: Sobre esta gama de acordeoneros relata el piñonero Martin Mosquera Montero su presencia en El Piñón Magdalena:
- “Los músicos de acordeón, Aníbal Velasquez, tocaba en las casetas de carpas cercas al Mercado Público, acompañado algunas veces con el bombardino del señor Miguelito Reales, hermano de Vidal Reales. Dolcey Gutiérrez se bajaba donde José María Vizcaíno. Abel Antonio Villa, se bajaba donde su primo Atilio Villa de la Hoz. Juancho Polo Valencia se alojaba donde los tíos Miguel Palmera. Lo más alegre era cuando llegaba Andrés Landero, en un Jhonson de Calamar; cuando salía de la punta de la Isla de las Garzas, empezaba a tocar hasta llegar a la plaza y todos los pelaos de la época a corrían a ver tocar a Landero.
El Piloto de la navegación del Río Magdalena, señor Miguel Ariza, cuando llegaba a pasarse las vacaciones y los días de descanso en El Piñón, donde su esposa Juana “Pio” Medina Soto, hacia las parranda con sus amigos Forito Montero de la Hoz, Atilio Villa de la Hoz y Raúl del Valle; para tal evento solicitaban los servicios musicales del gran juglar de Moler y del Magdalena, el maestro Abelito Antonio Villa Villa, cuyas parrandas las amenizaban en el patio.
Comentario de Pablo José Romo Romo: Si señores todos esos juglares pasaron por El Piñón. Una de las casas parrandera era la de Julián Medina. Hacían grandes parrandas también en la casa del “Mono Pipón”, quien vivía en una casa de las cuatro esquina, frente a José Arato.
Acordeonero Pedro Calvo Pérez de Cantagallar Magdalena: En el año 1745 hubo un primer Pedro Calvo, que aparece como fundador de El Piñón Magdalena, quien tuvo un nieto llamado Pedro Calvo Pérez, residenciado en el corregimiento de Cantagallar, diestro con el toque de acordeón. Esa vena musical recayó en Pedro “Maluco” Calvo, hijo de Pedro Calvo Pérez; a su vez, el acordeonero Pedro “Maluco” Calvo, quien falleció en el 2016, hizo grabaciones en la década de 1960 y tuvo dos hijos acordeoneros: Hernán y Javier Calvo Vizcaíno.
Casa Vizcaíno en Cantagallar: Fue la casa de la familia Vizcaíno Díaz, epicentro de parrandas amenizadas con grandes músicos del folclor vallenato, atraídos por la clarividente o bruja Elena. Detrás de la bruja, llegaban músicos de la trayectoria de Andrés Landero, Alejo Durán, Abel Antonio Villa, Luis Enrique Martínez, que alegraban al pueblo durante su permanencia, ya que en la mencionada vivienda se formaban parrándones interminables, en donde la protagonista del baile era la borrachona bruja. Fue en Cantagallar, donde Alejo Durán, compuso una canción dedicada a la hermosa mujer "La Niña Romo"; de igual manera, Andrés Landero, le compuso una canción a la profesora del pueblo Magalys Valle, titulada "Las Miradas de Magalys".
Todas estas circunstancias incentivaron al músico y compositor oriundo de Cantagallar Magdalena, Israel Vizcaíno Pertúz, organizar un conjunto vallenato con su paisano el acordeonero Pedro “Maluco” Calvo. Israel Vizcaíno Pertúz, quien después se radicó en Concordia Magdalena, empezó a cantar con Abel Antonio Villa, en correrías musicales por todo Colombia. Israel Vizcaíno Pertúz tiene dos hijos acordeoneros que se han criado en Concordia, Jhonny y Juan Carlos Vizcaíno Vizcaíno; además de su pariente José Encarnación Vizcaíno de la Rosa, que ejecuta el acordeón desde la década de 1970, con su conjunto Los Alegres de Cantagallar.
Emiliano de la Hoz y Virgilio de la Hoz González: El piñonero Emiliano de la Hoz, tocaba acordeón y flauta desde comienzos de siglo XX. Su pariente Virgilio Rubén de la Hoz González, nació en el corregimiento de Bellavista, conocido como “Moya”, municipio de Concordia Magdalena, el 9 de noviembre del año 1909 y falleció en El Piñón, el 29 de junio de 1965. Virgilio Rubén de la Hoz González, fue un agricultor y acordeonero, de la época de los juglares del vallenato, tan es así que Alejo Durán, cuando iba a El Piñón, se quedaba en su casa hasta por una semana ya que mantenían una buena amistad. Al morir Virgilio de la Hoz González, sus hijos Virgilio y Alfredo “El Blanco” de la Hoz Blanquiceth, con 10 y 8 años respectivamente, acompañaban en los toques al legendario Alejo Durán, quien no dejó de visitarlos y quien dicho sea de paso tuvo un hijo con una piñonera llamado Alejo Durán de la Vega.  
Virgilio Rubén de la Hoz González, fue compositor de muchas canciones, de las cuales le grabó su hijo Virgilio de la Hoz Blanquiceth, las siguientes: “El Saco Misterioso” y “El Mico y la Marimonda”. Se destacó su hijo el acordeonero Virgilio de la Hoz Blanquiceth, en la década de 1960, haciendo grabaciones con su conjunto Los Primos de la Hoz. Su otro hijo Adolfo "El Cadáver" de la Hoz Blanquiceth, también le jala a las notas del acordeón. 
“Juancho Cañate” Orozco: En las primeras décadas de XX, Juan de Dios Orozco de la Hoz, "Juancho Cañate", con su acordeón amenizaba los bailes de fandango y pajarito en el municipio de El Piñón Magdalena. Le gustaba apellidarse “Cañate”, en honor a su abuela Dolores Cañate. Hijos músicos de "Juancho Cañate", que sobresalieron con el acordeón fueron Augusto, Isaías y Luis "Cocheche" Orozco Altamar. Augusto Orozco Altamar, hizo grabaciones en la década de 1960, mientras que "Cocheche" Orozco Altamar, grabó en la década de 1970.
Felipe Carranza: Felipe Carranza, acordeonero, organizó en las primeros años de siglo XX, un conjunto vallenato en El Piñón; dinastía que siguió su hijo José Carranza Martínez, “El Ciclón Piñonero”, maestro del instrumento europeo, con grabaciones en la década de 1960, que no tiene nada que envidiarle con sus notas a los juglares del vallenato.
Ricardo Berdugo: Hijo del matrimonio piñonero entre Miguel Moreno y Edelmira Berdugo. El acordeonero Ricardo Berdugo tenía un conjunto vallenato en Pivijay, que en la década de 1960, se le veía con frecuencia acompañado las parrandas de Juancho Polo Valencia.
"Flórez" Bolaño Bernal: Acordeonero de la década de 1930, hijo del matrimonio con asiento en el corregimiento de Cantagallar, entre Manuel Bolaños, con Teresa Bernal. "Flórez", tenía como defecto un ojo cerrado, que lo cerraba más cuando se inspiraba con su acordeón. Fue de los primeros parranderos musicales del pueblo.
Julio Romo Mendoza: El acordeonero y compositor Julio Romo Mendoza, nació el 18 de noviembre del año 1947,  con un estilo musical similar al de Juancho Polo Valencia y tiene una tradición musical en el corregimiento de San Basilio Magdalena, su pueblo natal. En el año 1977, con su conjunto Los Alegres, ocupó el segundo lugar en el antiguo festival de esa población. Es también acordeonero su hermano Octavio Romo Mendoza.
José Rafael de la Cruz: Célebre en la década de 1970, con su conjunto Jocherra y sus Vallenatos, del corregimiento de Sabanas. De Sabanas también es el reconocido compositor y acordeonero Will Hurtado el popular “Pleque, Pleque”.
Conjunto Los Hermanos Vega: Hijos de “La Carpintera” Nicolasa, oriundos del corregimiento de Carreto Magdalena. Muy jóvenes al lado de su madre Nicolasa, empezaron a recorrer el Departamento del Magdalena; de modo que estuvieron en Fundación, Bellavista, San Ángel. Fue en Bellavista, el hoy corregimiento de Algarrobo Magdalena, donde se forjaron musicalmente, conformando el conjunto vallenato Los Hermanos Vega, reconocidos como "Los Pata Pelá", porque desde niño los llevaba la mamá a las parrandas con los pies descalzos.
- Erasmo Bocanegra Vega, fue telonero de viejos acordeoneros, como, Alejo Durán, Abel Antonio Villa, Andrés Landero, Juancho Polo Valencia y Luís Enrique Martínez. Fue coronado Rey del Festival del Hombre Caimán, realizado en Plato Magdalena, en el año 2000.
- Manuel Vega, músico callejero, ejecutaba el acordeón como cualquier profesional de la música vallenata, fue el más extrovertido de los dos hermanos, de ahí los remoquetes de "El Loco" y “El Buitre”. Era quizás uno de los acordeoneros más rápidos en la ejecución del acordeón, se distinguía por su carisma y canto.

"El Negrito".
Alfredo Villa Villa.

FESTIVAL VALLENATO EN PIVIJAY: En sus memorias escritas, manifiesta Andrés Landero, que el Festival Vallenato realizado en Pivijay Magdalena en el año 1960, lo ganó Alejo Duran, con la canción "Altos del Rosario" y que el segundo puesto se lo dieron a él. Sobre el origen de este primer festival en Pivijay, comenta el profesor Juan Varela Bornacelly:
- “En el marco de una fiesta patronal de San Fernando, se agruparon en la plaza pública un grupo de conjuntos que venían a rebuscarse en las patronales y otros músicos que contrataban ganaderos de Pivijay. Fue cuando el pueblo los motivó a competir por premios en efectivo. No recuerdo quienes ganaron pero si participaron Alejó Duran, Andrés Landeros, Julio de la Ossa, Aníbal Velásquez, Juan Polo Valencia, Calixto Ochoa, y otros que no recuerdo. De ahí que los cataqueros que venían a las patronales de Pivijay, captaron la idea y se la dieron a Gabo. Este llamó a Escalona, quien no sólo lo ayudó a organizarlo como evento competitivo, sino que se lo llevó para Valledupar, y hoy es el Festival de la Leyenda Vallenata, que tiene fama mundial.
Juglares en las haciendas: Todos esos juglares del vallenato, desde comienzos de siglo XX, andaban por las haciendas y caseríos aledañas al pueblo de Pivijay, tocándole a ganaderos como Andrés Gamarra Meza, Carlos Severini Polo, Francisco Sierra Andrade, entre otros. Todos los acordeoneros en la misma parranda, quiere decir que desarrollaba un festival vallenato en estas haciendas, patrocinadas por los ganaderos.
- Las fincas ganaderas de Andrés Gamarra Meza, se extendían por los municipios de Pivijay, San Ángel, Chibolo, Ariguaní, Fundación, Algarrobo, en el Magdalena y, El Copey y Bosconia en el Departamento del Cesar. Las parrandas con los juglares las realizaba en su hacienda “Jagüey”, sitio donde residía. Como bien agradecido su ahijado Juancho Polo Valencia, en el año 1972, grabó el paseo titulado “Casa Grande”, en honor a la finca de Andrés Gamarra Meza, ubicada Flores de María Magdalena.
- En “Corralito”, la hacienda de Francisco Sierra Andrade, desfilaron juglares como Alejandro Duran, Colacho Mendoza, Luis Enrique Martínez, Abel Antonio Villa, Andrés Landero, “Chema” Martínez, entre otros. El Rey Vallenato Alejo Duran, le dedicó una canción con el nombre de “Corralito” a Don Francisco Sierra Andrade, la cual fue grabada en el año 1960; lo mismo hizo en el año 1965, Andrés Landero, cuando grabó la canción “Corralito”, en honor al mismo personaje. 
“El Gallo Tapao” de Monterrubio Magdalena: Manuel Arrauth, conocido en la región como “El Gallo Tapao”, es un juglar de la música vallenata, heredero de los secretos musicales de Juancho Polo Valencia. Este legendario y autóctono acordeonero nació en Monterrubio Magdalena, pero con residencia en Estación Villa, popular pueblo conocido como “La Trocha”, jurisdicción de Algarrobo Magdalena. En el repertorio de Manuel Arrauth, se destaca el éxito “El Gallo Tapao”, de ahí su sobrenombre; además de otras canciones grabadas como “Adiós Compañeros”, dedicada al pueblo de Fundación Magdalena. Manuel Arrauth nació el 3 de agosto del año 1943, fue gran amigo de Juancho Polo Valencia.
El acordeonero de Flores de María Magdalena: Su nombre es Carmelo Vargas, que practicaba en horas de la tarde y alegraba con sus notas al pueblo Flores de María, entonces corregimiento de Pivijay. Fue Carmelo Vargas, quien dedicó un tiempo para que Juancho Polo Valencia, siendo un muchacho, aprendiera a manejar con mejor destreza el acordeón.
Antonio
Llerena de Ávila.

PRIMEROS ACORDEONEROS DE CHIBOLO: Desde los inicios del vallenato, en esta población hubo buenos acordeoneros, tales como Salvador Fonseca, Nildo Peña, Juan José Núñez Peña, Rafael Almeira y otros más. Todos ellos de la época cuando entró el acordeón a Colombia, de la época de los cantos de vaquería, de la época de los cantos de Zabra (campesinos que laboraban cantando), de la época de los bailes y cantos de negro, de la época del chandé, el mapalé y el pajarito. Su centro de acción musical lo desarrollaron en las montañas espesas del centro del Departamento del Magdalena, pueblos que estaban aislados por no tener vías de comunicaciones, pero donde se encontraban campesinos amantes del folclor. 
Antonio Llerena de Ávila: Antonio Llerena de Ávila, nacido en Chibolo el 22 de julio del año 1922m hombre mujeriego que tocaba acordeón y violina, reconocido como un grande de la música en su tierra natal. Autor de muchas canciones entre ellas la famosa “María Jesús”, aunque en una entrevista que le hace el historiador de Pedraza, Álvaro Rojano Osorio, al campesino, compositor y poeta de Chibolo Magdalena, Manuel Contreras Marriaga, este afirma que es de su  autoría. Se dice que Llerena es el autor de la canción "Soy de la Montaña" y otras más que le grabó su primo Lino J. Anaya e incluso Armando Zabaleta. 
Salvador Fonseca: Este chibolero fue uno de los primeros en acoplar el acordeón a los antiguos cantos de negros, pertenecientes al género de los bailes cantados.
Rafael Almeira: El acordeonero Rafael Almeira, es el verdadero autor de la canción “Amalia Vergara”, que grabara Abel Antonio Villa, como suya.
Familia Jaraba: La familia Jaraba de Chibolo Magdalena, desde finales del siglo XIX, hasta las últimas décadas del siglo XX, alborotaron la tranquilidad de la espesa región montañosa del centro del Departamento del Magdalena, con sus interminables parrándonos. Eran acordeoneros, cantantes, compositores, improvisadores y famosos parranderos, una familia donde todos eran chistosos y humoristas, fueron ellos los que compusieron la exitosa canción “La Parranda Jarabera”, que años más tarde plagiara Abel Antonio Villa. “La Parranda Jarabera”, es algo similar a la parranda del “Amor, Amor”.
Juan José Núñez Peña: El acordeonero chibolero Juan José Núñez Peña, se distinguió entre los demás por que sonaba el acordeón en forma diferente. Antes del toque le daba un registro melodioso al instrumento que duraba hasta media hora, con su acordeón imitaba el trino de la oropéndola, pájaro que canta de mañana y de tarde en los árboles. Fue de los primeros en hacerle arreglos musicales a la tradicional parranda “El Amor, Amor”, la que tenía 10 partes de música y él, la arregló con 16. Por esa época había un barco que llamaban “El Hércules” y él, compuso un merengue que tituló “La Reculada del Hércules”. Otra de sus canciones fue un merengue llamado “El Tropezón de la Darga”.
Nildo Peña: Nació en la vereda “La China”, municipio de Chibolo, tenía un conjunto muy armonioso, tocaba con gran maestría el acordeón. Su cajero llamado Francisco Martínez, cuando se emocionaba tocando la caja, hacía quebrar las botellas que estaban en los armarios y las luces (en ese entonces mechones) se apagaban, aporreaba tan duro el instrumento que levantaba una polvoreada. Su guacharaquero tocaba la guacharaca con la uña del dedo pulgar.
Eduardo Campo: De quien se dice es el verdadero autor de la canción "Bella Cascada", que grabara con mucho éxito el Rey Vallenato Julio De La Ossa.
Pacho Rada en Chibolo: Cuando Pacho Rada estaba en su esplendor musical, uno de los hombres ricos de la población de Chibolo, Don Miguel de Ávila, encomendó a sus peones buscarlo donde estuviera para darse la satisfacción de parrandear con el reconocido maestro del acordeón. La comisión regresó a los 8 días trayendo por delante al gran músico. Todo el pueblo lo recibió con regocijo, unos en caballos, otros de a pie, otros en burros. Llegó Pacho Rada montado en su caballo y uno de los participantes lo bajó de la bestia, paseándolo en sus hombros. En esa ocasión duró Pacho Rada dos meses parrandeando con los chiboleros, quienes le impedían irse del pueblo, por lo que tuvo que marcharse escondido. Le tocó a Don Miguel de Ávila, empacar los muchos regalos que había recibido, y enviárselos a la población de Plato donde vivía el rey del son.
ESCUELA “EL COLEGIO” DE PACHO RADA: Felipe Ospino Moscote, aparece en la historia de Nueva Granada Magdalena, como fundador de esta población en el año 1885. Este acordeonero llamado Felipe Ospino, estaba casado con María Altamar Barrios, de cuya unión nació en el año 1894, Benilda Ospino Altamar, dama esta que tuvo nupcias con Juan Evangelista Ospino, de cuyo matrimonio nace María del Rosario Ospino Ospino. Entonces María del Rosario Ospino Ospino, nacida en el año 1918, se convierte en una de las mujeres del legendario Francisco “Pacho” Rada. 
Pacho Rada con María del Rosario Ospino Ospino, vivió muchos años en una finca adquirida por los dos, la cual llamaban “El Colegio”. Ubicada esta, en el municipio de Nueva Granada, lugar de hospedaje por muchos años, del famoso matrimonio. Sus propietarios la llamaron con ese nombre, porque en ese tiempo ya Pacho Rada tenía fama y lo llamaban maestro del acordeón. Además de maestro del acordeón, a la finca llegaban interesados en el aprendizaje del instrumento europeo, de esta manera sobresalieron discípulos suyos como sus cuñados Buenaventura y "Joselito" Díaz Ospino, hermanos de su mujer; lo mismo que Leonardo Núñez Álvarez y Juan Tapias Baena, todos oriundos de Nueva Granada. Para Abel Antonio Villa la finca “El Colegio”:
- “Era una especie de estación musical en la que se dictaban clases y se arreglaban los instrumentos musicales.
Buenaventura Díaz Ospino: Hijo de Juvenal Díaz con Benilda Ospino Altamar. nació en Nueva Granada en el año 1911. Compositor y acordeonero fue Buenaventura Díaz Ospino, autor de la famosa canción “Grito Vagabundo”, la cual llevó al acetato Guillermo Buitrago en el año 1944. Buenaventura Díaz Ospino en una canción de su autoría habla de su aprendizaje musical en “El Colegio”:
“Soy el que sostengo el dicho
y pá tocar no tengo fama
pá tocar tengo permiso
porque me lo dio Francisco.

Yo no quiero tener fama
ni tampoco tener don
pero me enseñó Francisco Rada
a tocar un acordeón”.  
Juan Tapia Baena: Nacido en el año 1880, en Nueva Granada Magdalena. Es el verdadero compositor de la canción “El Lorito Fino”, que grabara en el año de 1948, Abel Antonio Villa. Juan Evangelista Tapia Baena, dejó una escuela musical en Nueva Granada, heredada por sus descendientes como Félix Padilla Tapia, Plácido Padilla Tapia, Gregorio Padilla Ospino, José Tapia. 
"Joselito" Ospino Ospino: Este acordeonero y ganadero, de la región de Nueva Granada Magdalena, llamado Juan “Joselito” Evangelista Ospino Ospino, es el verdadero autor de otro clásico del vallenato, “El Humanitario”, que hiciera éxito Calixto Ochoa, en el año 1956. Hijo de Juan Ospino con Benilda Ospino Altamar, nació en el año 1920; desde el año 1934 aprendió a tocar acordeón instruido por su cuñado Pacho Rada Batista. 
Juan Manuel Oviedo Guerra: Acordeonero, compositor y verseador, nacido el 23 de junio de 1932, en Nueva Granada; hijo  de Hermenegilda Guerra y Juan Oviedo Puello. En abril del año 1988, Juan Oviedo Guerra, ganó el primer puesto de la piqueria, en el Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar. 
PIQUERIA EN NUEVA GRANADA: Leonardo Núñez Álvarez, pariente del acordeonero Juan José Núñez Peña,  nació en Nueva Granada a comienzo del siglo XX, fue un destacado acordeonero de la región, que por su gran maestría en las notas del teclado lo llamaban cariñosamente “El León de Granada”, fue de los primeros juglares del vallenato. Junto con Pacho Rada y Nildo Peña, este último natural de La China, corregimiento de Chibolo, hicieron grandes piquerías en la región del centro del Magdalena, y fueron los tres grandes músicos de mayor resonancia en las primeras décadas del siglo XX. Debido a que los juglares de la época vivían en constante pique o piqueria, el maestro Pacho Rada, tuvo un enfrentamiento musical trascendental con Leonardo Núñez, en la población de Nueva Granada un 16 de Julio, día patronal de la Virgen del Carmen.
Sucede que Leonardo Núñez Álvarez, que había sido su alumno musical, venía manifestando con ironía en sus parrandas que le había dado una tunda con su acordeón al maestro Pacho Rada en una fiesta de la población de Plato, circunstancia que obligó a Pacho Rada Batista, retarlo en su propio pueblo el día de la Virgen del Carmen. De modo que la cita entre Rada y Núñez, se llevó a cabo como estaba acordado, pero el granadino Leonardo Núñez, no pudo con las notas del Rey del son y fue apaleado con un concierto de acordeón en su propio pueblo. Con ocasión de este incidente musical Pacho Rada compuso la canción son "El León de Granada", llevada a grabación por el mismo autor en el año 1973 en el sello Fuentes de Cartagena.  
Una dama acordeonera juez de la piqueria:Sobre este incidente musical comenta el investigador folclórico Julio Oñate Martínez: 
- “Revisando mis entrevistas con el maestro Pacho Rada me enteré que finalizando la década de los años treinta, en el pueblo de Granada (Magdalena) para la fiesta de la Virgen del Carmen se encontraron Pacho Rada y Leonardo Núñez, el famoso “León de Granada” quienes protagonizaban una dura piquería tratando de imponer su jerarquía musical. Era la sensación en el pueblo la presencia de María Quiñones, mujer acordeonera de piel trigueña, mediana estatura, buena figura y ojos risueños que solo tocaba los sones de la época con gracia y picardía. La dama explotaba bien su coquetería y los juglares extendieron su piquería hacia la conquista de la hembra. Ella a manera de Juez en la parranda los hizo ejecutar con el acordeón lo mejor de su repertorio y después cada uno debió demostrar sus habilidades con la caja y la guacharaca y además improvisarle versos a ella. El empate persistió por largas horas y finalmente bailó con ambos, para que fuera el mejor parejo el triunfador de la contienda y su compañero durante la fiesta
Luis Núñez Castillo, hijo de "El León de Granada": Luis Carlos Núñez Castillo, legendario acordeonero nacido el 16 de noviembre del año 1932, en Nueva Granada Magdalena. Hijo del acordeonero granadino Leonardo Núñez Álvarez, recordado como “El León de Granada”.

FUENTES DE CONSULTAS.

Álvaro Rojano Osorio: La Música del Bajo Magdalena, publicado en el año 2018.
Álvaro Rojano Osorio: El vallenato y los aportes musicales de los Támara Bermúdez; publicado en Panorama Cultural.com.co, el 4 de mayo del año 2020.
Nichols, Theodore: Tres puertos de Colombia; publicado por Biblioteca del Banco Popular, en el año 1973.
Alberto Hinestroza Llanos: Remembranzas de una Historia. Pacho Rada, Vida de Francisco El Hombre, publicado en el año 1990.
Francisco Rada Ortiz: Historia de un Pueblo Acordeonero, año publicación 2008. 
Robert Benítez Picalúa: Y la Llamaron Vallenato; publicado en el año 2015. 
El Heraldo: El juglar Abel Antonio Villa será homenajeado en México; publicado el 9 de junio del año 2013.
Joaquín Viloria de la Hoz: Acordeones, Cumbiambas y Vallenato en el Magdalena Grande: una historia cultural, económica y política (1870-1960); publicado en el año 2018. 
Félix carrillo Hinojosa: Abel Antonio Villa y sus cinco noches de velorio; publicado en El Espectador, el 18 y el 20 de enero del año 2018.
Raúl Ospino Rangel: Historia Musical del Magdalena; publicado en el año 2005.
Raúl Ospino Rangel: Compositores del Magdalena; publicado en el año 2010. 
Julio Oñate Martínez: Las Primeras Damas del Vallenato, articulo periodístico, publicado en el año 2018.

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