EN BAILAR VALLENATO???
ABEL ANTONIO VILLA APRENDE A TOCAR ACORDEÓN: Aprendió a tocar el acordeón a los ocho años,
Abel Antonio Villa. Su padre era el encargado de animar las fiestas de la Cruz
de Mayo y San Isidro Labrador, en Piedras de Moler, antiguo corregimiento de
Tenerife, hoy de Zapayán Magdalena. Recuerda Abel Antonio Villa, que el
acordeonero de las fiestas era Gilberto Bermúdez y su papá quien le cantaba.
Abel Antonio no se despegaba de los actos que se animaban segundo a segundo con
el acompañamiento del licor. Sobre este particular dejó el siguiente
testimonio:
- “Yo esperaba que se emborracharan y se
durmieran, para coger el acordeón de un teclado y así fui aprendiendo. En el
año 1935, ya salía a tocar por los pueblos cercanos en compañía de mi hermano
Fabián, que era mayor que yo, y quien patrocinaba esas correrías”.
QUIEN FUE EL PRIMERO EN BAILAR VALLENATO? En sus inicios ser acordeonero era un arte de
pobres para pobres y su música era anónima. Los acordeonistas para tocar el
instrumento se sentaban cómodamente en un taburete de madera, en los siguientes
lugares:
- En la esquina del rancho.
- En el árbol frondoso de la finca.
- En el rincón de su vivienda.
Allí en esos lugares, fumando o tomando licor, tocaban y
componían sus canciones. De modo que el vallenato empezó como parranda en el
sector rural, por eso el canto de parranda, es el mismo vallenato; o mejor, de
las parrandas nació el vallenato. Entonces los juglares buscaban las parrandas
para la supervivencia, para recrearse de las jornadas de trabajo. Tocaban por
ron y sancocho, duraban días y noches alegrando las fincas, en donde los
parranderos cantaban al igual que los acordeoneros. Tanto parranderos como
acordeoneros, tocaban, improvisaban, guapirriaban, se emborrachaban, pero no
bailaban.
Cantinas y
acordeoneros: No existía pueblo que
no contara con cantinas, eran una necesidad porque allí se llegaba a beber y a iniciar
las parrandas. Como en esa época no existía la radio, ni las vitrolas, ni las
radiolas, era costumbre que en la mayoría de las cantinas hubiese siempre un
acordeón. Las cantinas se peleaban a los músicos, porque antes de sentarse a
tomar en alguna parte, los parranderos averiguaban en cual cantina había música
en vivo para irse a beber allí.
Vestimenta de los
acordeoneros: Todos esos viejos
juglares mal vestidos y oliendo a sudor, tocaban por complacer a sus amigos, emborracharse
y comer sancochos en las parrandas y cantinas;
menos uno, Abel Antonio Villa, quien nació en Piedras de Moler, hoy
corregimiento del municipio de Zapayán, el primero de octubre del año 1924, en
el hogar de Antonio Villas Salas y María del Transito Villa Barrios. Fue precisamente Abel Antonio Villa,
quien hizo la primera grabación de un vallenato, por eso es reconocido como el
“Padre del Acordeón”. Esa primera grabación la hizo en el año 1943 en acetato,
y en el año 1944 en pasta sintética; disco con dos canciones, que vino rotulado
como “Abelito Villa con el acompañamiento de Guillermo Buitrago y sus
Muchachos”.
Abel Antonio Villa, desde joven se esmeró por presentar una
imagen decorosa del músico popular, fue el mejor vestido de su generación. Le
gustaba vestir de blanco, con sombrero de fieltro, leontina, gafas de marco
dorado; con ademanes de lord inglés y una prosa, que quien no lo conocía, podía
pensar que estaba frente a un hombre de una gran formación académica, solo
llegó a estudiar primaria. Este hombre, de color moreno, mirada fija, talla
imponente y de trato fino, siempre buscaba a lo más alto de la sociedad para
mostrar su música y se propuso darle a la música de acordeón un estatus mayor,
su apariencia no era la de un músico común y corriente.
Del Vallenato narrativo
y costumbrista al vallenato romántico: Los viejos juglares del vallenato no bailaban, permanecían en el
asiento alegrando las parrandas de las fincas y de las cantinas. Los partícipes
de las parrandas tampoco bailaban solo escuchaban los sones del vallenato narrativo
y costumbrista, en cuyo canto se narraban los acontecimientos sobresalientes de
la región.
De modo que Abel Antonio Villa aguzero para tocar, se paraba del
asiento o taburete de cuero, con el acordeón en el pecho y guapirriaba a los presentes
con su célebre “jeeeee”. Con esas paradas de los taburetes para entusiasmar las
parrandas, cumplía las características del verdadero juglar: componer, cantar,
tocar y también bailar. No se quedaba sentado en el taburete, como los demás
músicos de su generación, sino que invitaba al baile y se congraciaba saludando
a los parranderos en la interpretación de su melodía, ya que el grito
tradicional de complacencia o guapirreo, hace parte de la música vallenata.
Cuando el vallenato narrativo y costumbrista evolucionó hacía el
vallenato romántico, buscando como referente al bolero en sus letras y melodías,
el baile en la música vallenata se popularizó más, hasta llegar al vallenato de
la nueva ola, que en sus canciones de corte
alegre y picante invita aún más el baile en el vallenato.
¿QUIENES FUERON LOS ACOMPAÑANTES DE LA GRABACIÓN? Finalmente Abel Antonio Villa pasa a la historia como el músico de acordeón en grabar el primer proyecto fonográfico comercial. La primera grabación la hizo en el año 1943 en acetato y, en el año 1944, en pasta sintética, con el sello Odeón. Disco con dos canciones incluidas, que vino rotulado como “Abelito Villa con el acompañamiento de Guillermo Buitrago y sus Muchachos”, por eso quedó registrado en el folclor vallenato como EL PADRE DEL ACORDEÓN.
Acordeón: Abel Antonio Villa, nacido en Piedras de Moler Magdalena, reconocido como "El Padre del Acordeón".
Guitarra: Guillermo Buitrago, el cantor cienaguero
Guacharaca: Ezequiel Rodríguez, cienaguero.
Caja: Fabián Villa, hermano de Abel Antonio Villa.
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