EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ TIGRE
EN NUEVA GRANADA MAGDALENA.
Prospero Faraón
Acuña Villalobos.
PROSPERO FARAON ACUÑA VILLALOBOS, nació en Nueva Granada Magdalena, en
los primeros años del siglo XX. Vivía de la agricultura, pero desde joven se
entusiasmó por las ciencias ocultas, aprovechando la clarividencia que tuvo
desde temprana edad y aprovechando la variedad abundante de plantas medicinales
en la región. Fue hombre mujeriego, engendró 42 hijos con distintas mujeres,
las cuales conseguía con el secreto del pájaro macuá. Murió en Nueva Granada en el año 1994, de muerte natural.
Hecho hombre viajó a la Guajira, allí
enredado con indígenas acentuó sus conocimientos de botánico, curandero,
yerbatero, rezandero, culebrero y brujería. También aprendió con los indios
Chimila residenciados en el centro del Departamento del Magdalena, la magia de
transformarse en animales, de desmontar un potrero de cien hectáreas en una
hora y de transportarse de un pueblo a otro volando como los pájaros.
Al regresar de la Guajira, fue cuando
su nombre empezó a sonar en la región, como un médico de importancia que lo
curaba todo, y que sus conocimientos ocultos solo los utilizaba para hacer el
bien.
Tenía libros medicinales, además contaba con una bola de cristal con la cual veía todo los órganos internos de las personas, bola de cristal que detectaba las enfermedades y hechicerías. Tenía el don de la sanación, haciendo labor de médico del cuerpo y del alma, basándose en saberes ancestrales, utilizando gran variedad de métodos, como oraciones, cera bendita, imposición de manos, hierbas medicinales, libros sagrados y su famosa bola de cristal. Además de curar con secretos, también era alquimista; transformaba mediante la oración y el ayuno, metales en oro; fabricaba monedas y billetes.
Tenía libros medicinales, además contaba con una bola de cristal con la cual veía todo los órganos internos de las personas, bola de cristal que detectaba las enfermedades y hechicerías. Tenía el don de la sanación, haciendo labor de médico del cuerpo y del alma, basándose en saberes ancestrales, utilizando gran variedad de métodos, como oraciones, cera bendita, imposición de manos, hierbas medicinales, libros sagrados y su famosa bola de cristal. Además de curar con secretos, también era alquimista; transformaba mediante la oración y el ayuno, metales en oro; fabricaba monedas y billetes.
El incidente que transformó su vida: La vida de Prospero Acuña Villalobos,
transcurría normal, con muchos éxitos médicos, con mucha fama en la región,
hasta que ocurrió un incidente en el caserío de Las Mulas, jurisdicción de
Plato Magdalena, hoy pertenece al municipio de San Ángel, incidente que
transformó su vida por completo.
Había en Las Mulas, un brujo apodado
“El Amiguito”, compañero de trabajo de Prospero Acuña. “El Amiguito” para la
época era el curandero del joven Eugenio Baena, residente en el mismo caserío,
encontrándose muy enfermo de un mal desconocido. Sucede que Eugenio Baena, se
le salió de las manos a su médico de cabecera, y a los pocos días murió.
Cuando Prospero Acuña, llega al
caserío de Las Mulas, encuentra el velorio y al joven Baena, metido en el
cajón. Entró Prospero Acuña, a la sala de velación, al observar la cara
inocente del muchacho, le jaló los cabellos, preguntando de inmediato:
- ¿Quién es el curandero de este
muchacho?
Enseguida “El Amiguito” se levantó del asiento, respondiéndole:
- Yo.
Enseguida “El Amiguito” se levantó del asiento, respondiéndole:
- Yo.
Prospero Acuña Villalobos, lo
deslució manifestándole:
- Este muchacho tiene vida, no está
muerto, lo que está es privao.
Entonces llamó a los padres de
Eugenio Baena, y les dijo:
- Yo le doy vida al joven, siempre y
cuando me permitan mocharle la mano.
Los padres de Eugenio, estuvieron de
acuerdo. Con solo mocharle la mano, al cabo de dos horas el muchacho empezó a
respirar, siendo resucitado por la clarividencia del curandero más famoso de la
región. Este percance provocó la ira y la enemistad de “El Amiguito” contra su
compañero de trabajo. De aquí en adelante buscó todas las formas de
desquitarse, porque lo había hecho quedar mal ante su comunidad.
Las curaciones de Prospero Acuña,
crecían, su bola de cristal y sus secretos no fallaban, reinaba como el mejor
médico de la región, sus libros eran envidiados por los demás curanderos, su
vida estaba llena de triunfos. Por arte de magia desaparecía tumores a las
personas, hacía caminar a los inválidos, devolvía el marido a la mujer
abandonada. En cierta ocasión un señor de nombre Mariano, proveniente del
caserío de Caraballo, municipio de Pivijay, lo buscó llorando porque el brujo
Joaco Bonet Camacho, le había quitado su adorada mujercita, este suceso dio
origen a la canción inspirada por Luis Enrique Martínez:
“Una mañana estando yo en casa de Alicia
llegó Mariano contándome este relato
ay que Célmira su adorada mujercita
con un secreto se la había robado
Joaco
pero él ha jurado que se desquita
que esa se la paga Bonet Camacho.
Yo creo que Mariano tiene mucha razón
porque Célmira ha jurado que lo
quiere
en la cabeza le aplicaron la oración
que Joaco tiene para robarse a las
mujeres
un hombre que la riqueza que tiene
no pasa de un burro viejo orejón”.
Prospero Acuña, con sus juegos de mano divertía y recreaba a la gente. Ponía a correr a los muchachos del pueblo, introduciendo monedas en su sombrero, les decía que si alguno de ellos lograba agarrar al sombrero, se ganaba las monedas; de inmediato lanzaba el sombrero por el aire, salían los pelaos detrás del sombrero, cuando ya le iban dando alcance, el sombrero se elevaba más y regresaba a las manos de Prospero, nunca lo alcanzaban, más sin embargo él regalaba las monedas a los entusiasmados muchachos.
También fabricaba ungüentos, jarabes
botánicos. Se escondía detrás de una escoba sin que nadie lo viera, se hacía
invisible; amarraba un novillo en un machete, bromeaba a los amigos pegándolos
en los taburetes.
“El Amiguito” esperó que Prospero
Acuña, regresara de nuevo a Las Mulas, estando allí lo invitó a tomar licor en
casa de su comadre de sacramento, mujer que se prestó para que lo embrujara con
un brebaje malicioso que contenía huevo de tigre.
La casa de su comadre fue la
perdición de Prospero Acuña, porque entre trago y trago le dieron a beber
chicha en una totuma de orinar que usaban las mujeres de antes, en la cual iba
ocultó el brebaje malicioso de huevo de tigre. Ahí fue cuando Prospero Acuña,
perdió el juicio, perdió el rumbo de la vida, ahí fue cuando se volvió tigre.
Se volvió tigre no con pintas, sino con arrugas y ruyendo como el salvaje
animal.
Prospero Acuña Villalobos, en su
condición de tigre duró un año, la mayor parte en las montañas de Las Mulas,
San Ángel y Nueva Granada, región centro del Magdalena. Nueva Granada, antigua
región Chimila, a comienzos del siglo XX, era una montaña espesa impenetrable,
de territorio baldío, que fue colonizada poco a poco por campesinos oriundos de
la ribera del Río Magdalena, que ocuparon el nuevo territorio por los
siguientes motivos: Unos campesinos, llegaron huyendo de las inundaciones del
río; otros llegaron, en busca del bálsamo de tolú, llamado en la época “ oro
vegetal ” porque de su tallo extraían un líquido de mucha comercialización;
otros llegaron, cazando tigres, cuya piel apetecían los curtidores de cuero;
otros llegaron, para cultivar tabaco, maíz, yuca; otros llegaron, para
desarrollar la ganadería; otros llegaron, para la explotación maderable; otros
llegaron del continente europeo huyendo de la segunda guerra mundial y otros
llegaron huyendo de la "La Batalla de Chibolo", ocurrida durante la
Guerra de los Mil Días.
Esa era la región donde el hombre
tigre asustaba a la gente, maltrataba los puercos, que chillaban cuando los
agarraba. Deambulaba de día y de noche, resistía frio, calor, invierno y verano
sin inmutarse. Se alimentaba de animales de monte y frutas silvestres, menos de
seres humanos.
En esa época que Prospero Acuña se
volvió tigre, había en el pueblo un famoso acordeonero llamado "El León de
Granada", por su valentía con el toque de acordeón y porque le gustaban
las piquerias musicales. También andaba metido por las montañas granadinas, el
juglar vallenato Pacho Rada, razón por la cual lo apodaron "El Tigre de la
Montaña", así lo expresó Abel Antonio Villa en una canción:
“Estos borradores, son pá Pacho Rada
que tiene mucho tiempo, que no sale
mejor que esté metido, en la montaña
y no salga a pasar pena, en las
ciudades”.
Fue en esa época que Fernando Liñán Aroca, fundador de la población en 1885, salió como de costumbre a buscar un conejo para "el salao" de su casa, cuando de pronto observa un tigre detrás de un frondoso arbusto de bálsamo de tolú, al cual apuntó con su escopeta. Felipe Ospino, el hombre que construyó la primera vivienda en el recién fundado incipiente caserío, que se encontraba por allí buscando una puerca que se le había extraviado, le gritó desde lejos:
- "Fernando no lo mates, que ese es mi compadre Prospero Acuña, el hombre que se volvió tigre".
La familia del hombre que se volvió
tigre, se preocupó por su estado, fue así como buscaron al indio “Maquillón” de
la tribu Chimila, un indio adivino, hechicero, profeta; quien con su consumo de
hierbas y hongos de propiedades alucinógenas, era quien defendía a la tribu
Chimila del centro del Magdalena, de los espíritus malignos.
No fueron suficientes los poderes
sobrenaturales de "Maquillón" para sacarle el mal, que tuvo que
recurrir a los propios libros de Prospero Acuña, para contrarrestar el engendro
diabólicos que poseía su cuerpo. "Maquillón" durante los tres meses
que estuvo combatiendo con el espíritu maligno, se puso flaco como una calilla
de tabaco, hasta que una noche oscura y sin luceros, logró arrancarlo de su
alma. Esa noche Prospero Acuña, vomitó negro el brebaje de huevo de tigre que
le había dado su comadre de sacramento en una totuma de orinar; esa noche
Prospero Acuña, descansó de su mal y volvió a vivir en paz.
Al recuperarse siguió su vida de
botánico, espiritista y demás artes de las ciencias ocultas, siguió sanando a
los enfermos de la región, de Colombia y del extranjero, que lo buscaban por su
reconocida fama. Pero Prospero Acuña, tenía entre ceja y ceja al hombre que lo
volvió tigre, al hombre que le transformó su vida, esperando el momento
oportuno para el desquite.
Ese momento ocurrió tiempo después,
en un encuentro que tuvieron en la población de San Ángel, allí como en la otra
ocasión, departieron tragos de licor, brindaron como amigos, luego de la
parranda cada uno se fue para su lado.
En esta ocasión a Prospero Acuña, no
le pasó nada, pero si al “Amiguito”, quien estando en su casa le sobrevino un
fuerte dolor que le reventó la barriga por el lado izquierdo, circunstancia que
le produjo la muerte. El truco de Prospero Acuña, acabó con la vida del hombre
que lo volvió tigre.
¿Esa foto de verdad es de Prospero ?
ResponderEliminarSi señor, ese es el afamado Próspero Acuña.
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