viernes, 30 de noviembre de 2018


DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA
SIEMPRE PRESENTE EN LA MÚSICA.
CANCIONES HIMNOS: Los cultores de la música del Departamento del Magdalena han hecho canciones inmortales que por su naturaleza artísticas se entonan como himnos en Colombia y el mundo, ejemplo de algunas son: “La Cumbia Cienaguera”, “Te Olvidé”, “La Pollera Colorá”, “Alicia Adorada”, “La Muerte de Abel Antonio”, “La Piña Madura”, “Compae Chemo”, “La Lira”, “La Piragua”, “La Negra Carmen”, “El Gallo Tuerto”, “El Helado Leche”, “El Pájaro Carpintero”, “El Reboliatico”, “El Cafetal”, “El Caimán”, etc.
Edificio cultural.
Santa Marta.

GRANDES AUTORES: Autores grandes del Magdalena que han hecho historia con sus canciones son: Eulalio Meléndez, Antonio María Peñaloza, Guillermo Buitrago, Abel Antonio Villa, Juancho Polo Valencia, José Barros Palomino, Pacho Rada, Andrés Paz Barros, Carlos Martelo, Wilson Choperena, Honorio Alarcón, Julio Erazo, Ramón Ropain, Gabriel Angulo, Rita Fernández, Lucía Herrón, Esteban Montaño, Carlos Vives, Julio Bovea, entre otros.
LA CUMBIA SE ORIGINA EN EL MAGDALENA: No hay duda alguna que el nacimiento de la Cumbia y toda la leyenda vallenata se originó en el Departamento del Magdalena. La Cumbia ese ritmo que tiene como instrumento dos tambores, una tambora o bombo, maraca, y caña de millo; sus raíces se encuentran en los actos funerarios y musicales de los indios Chimila y Tairona, establecidos en La Sierra Nevada de Santa Marta y en las riberas del Rio Magdalena .
Los indígenas en sus ritos funerarios y musicales utilizaban como instrumentos, tambores grandes y largos, hecho de tronco de árboles gruesos, utilizaban cornetas y trompetas de caracoles marinos, utilizaban flautas hechas con las canillas de los indios muertos; hacían sus fiestas y bailes extraños periódicamente con las primeras cosechas de maíz, invitaban sus vecinos para festejar la primera cosecha y tomar chicha. En las velaciones aborígenes se cantaba alrededor del difunto los hechos sobresalientes de su vida.
De los bailes populares, la Cumbia es el único que conserva aquel alumbrado de la danza indígena; las mismas luces que servían de esplendor en los velorios o cantos fúnebres, que al decir de los cronistas españoles, era una música fea y parecía traída del infierno.
Desde el punto de vista folclórico, la Cumbia es una danza ritual, y en su esencia se percibe un coloquio amoroso; su formato es el conjunto de gaitas, o sea la fusión de la melancolía; de la gaita o caña de millo, con el tambor y las maracas. En el baile de la Cumbia los hombres entregan a las mujeres las velas y van a colocarse en círculos, mientras que en el centro permanecen el conjunto de gaitas; en el movimiento los hombres colocados en círculos buscan a su compañera y se inicia la danza, hacen rotación de traslación tanto hombres como mujeres, a medida que las bailarinas describen el círculo, los hombres danzan alrededor de ellas.
En el decurso de la historia la Cumbia se despojó de su fúnebre rememoración para dedicarse por entero a la festiva misión de entusiasmar y divertir; pero claro está, el sentido original de sus raíces es casi el mismo: Cantos Fúnebres, Cumbia, Gaitas, Cumbiambas, para terminar en la Leyenda Vallenata.
DE LA CUMBIA SE ORIGINA EL VALLENATO: De la Cumbia y las Cumbiambas que existieron en la ribera oriental del Rio Magdalena, y que existieron en casi todo el Departamento del Magdalena, se originan los ritmos vallenato. Con razón el investigador Tomas Darío Gutiérrez Hinojosa, manifiesta:
- “Que es lo mismo decir Cumbia, Merengue o Cumbiamba, ya que el Merengue, la Cumbia o la Cumbiamba estuvieron constituidos por una ceremonia festiva de rancia estirpe popular donde gaiteros, tamboreros y guacharaqueros se situaban en un lugar adecuado para que los asistentes bailaran a sus alrededores; lo curioso es que fue aquí donde parece haberse pactado la actual trifonía vallenata o, más bien, en donde la trifonía existente desde los tiempos precolombinos, en manos de los Chimilas, reemplazó al carrizo por el acordeón ……….Aparte de esto se ha constatado la existencia, en tiempos pasados, de un especial genero cantoril llamado Merengue, antecesor del actual y que prevaleció en manos de los cantores solistas de nuestros caminos y veredas que siempre entonaron hermosamente, décimas, sones, merengues y cantos de gaita y vaquería.”
Por todas estas consideraciones folclóricas se debe considerar la inclusión del ritmo cumbia, como quinto aire musical en las competencias del festival de la leyenda vallenata en Valledupar y en todos los festivales vallenatos que se realicen en Colombia, al lado del Paseo, el Merengue, la Puya y el Son. Y no como se viene ambientando la idea de incluir un nuevo ritmo que han denominado Paseo Lírico, invento de los llorones del folclor, de la mal llamada nueva ola vallenata. El Paseo Lírico como género de la leyenda vallenata no tiene historia por lo tanto no existe, ya que el Paseo así sea triste, alegre, melancólico o picaresco, es uno solo: Paseo Vallenato. Cosa contraria ocurre con la Cumbia que está demostrado que es la madre de la leyenda vallenata.

INNOVACIONES MUSICALES
DE LOS COMPOSITORES DEL MAGDALENA.
ZONA BANANERA ENCLAVE MUSICAL: Desde mediados del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX, se vivieron en la Zona Bananera muchas bonanzas: La bonanza de la caña de azúcar, la bonanza del tabaco, la bonanza del cacao, y por último la gran bonanza bananera. Estas bonanzas económicas permitían la llegada a esta región, primero de trabajadores cubanos que asesoraron los ingenios azucareros y que fueron los encargados de traer aires musicales como, la rumba, el son, la danza, la guajira, la guaracha, ritmos nuevos que se mezclaron con las danzas indígenas, y generaron movimientos musicales en torno a la guitarra, instrumento base de la música cubana.
Más tarde llegan a la región atraídos por la bonanza bananera, campesinos músicos que después de la labor del campo alegraban con sus cantos y sus parrandas la prospera región bananera. Sobre este particular el folclorista Adolfo Pacheco Anillo expresa lo siguiente:
- “En realidad fue la Zona Bananera enclave al cual concurrían acordeonistas de toda las regiones, el ámbito donde se intercambiaron estilos e influencias en los primeros treinta años del siglo pasado ……cuando a principios del siglo XX, el acordeón se impuso en esa subregión musical conformada por el sur de la Guajira y el norte del Cesar ( que no debe confundirse con el Departamento del Cesar, de creación posterior, ni con la música de poblaciones bajeras como Ciénaga, El Banco, Plato o El Paso) , ya existían cantos indígenas como el chicote, de negros como la tambora y de tradición europea como los de las bandas y los de las vaquerías, además de música cubana y las rancheras.
De esta múltiple confluencia surgieron fusiones que tras un largo proceso se denominaron canción, rutina, son, parranda, asuntos y, al integrarse, en la Zona Bananera, con manifestaciones procedentes de la zona bajera y de las sabanas, tomaron el nombre de paseo, merengue y puya.
El paseo y el merengue con acordeón se dieron en las otras regiones con distinto estilo, por esto no se sabe a ciencia cierta quien compuso el primero ni el primer merengue; la puya, pese a su similitud con la de los conjuntos de gaita, no alcanzó a tipificarse en las otras regiones y se le considera ritmo netamente vallenato. Del son, si se conoce el creador: Pacho Rada Batista, natural de Las Mulas Plato, Magdalena. De manera errónea, Consuelo Araujo en su Vallenatología, le atribuye un origen vallenato.”
Escuelas de música: En el antiguo Seminario de Santa Marta, funcionó la Escuela de Música, dirigida por el profesor Tomás Caballero, en el año 1850.
Mediante Decreto No. 215 del 11 de febrero del año 1890, se funda en Santa Marta el Instituto Departamental de Música; el cual era dirigido por el músico y médico samario Gabriel Angulo, en donde se enseñaba piano, violín, violonchelo, contrabajo, flauta, solfeo, canto, clarinete, pistón, bajo y barítono a 111 estudiantes.
Después de la Guerra de los Mil Días a comienzo del siglo XX, Ciénaga tenía escuela de música y un centro artístico donde continuamente llegaban figuras europeas y se presentaban actividades musicales. Las mejores compañías de teatro y zarzuela española o italiana, también llegaban a Ciénaga con frecuencia, como en esa época no había amplificaciones de sonidos, las banda de música, acostumbraban anunciar las propagandas de las películas de turno y otros espectáculos públicos. En la puerta del cine tocaban las tres piezas reglamentarias antes de la iniciación de la función, y luego acompañaban algunos apartes de la película con música de fondo y apropiada al episodio que se proyectaba en el telón. Funcionaban salones de bailes populares con amplias pistas al aire libre, enmarcados en algunas ocasiones con cuatro paredes con enramadas de palma de vino, adornadas con cadenetas multicolores de papel. Todo el salón estaba rodeado de bancas de maderas. En una tarima tocaban las diferentes bandas de música.
Más adelante el Decreto No. 737 de 16 de diciembre del año 1937, emanado del Gobernador del Magdalena, Pedro Castro Monsalvo, crea el Instituto de Bellas Artes del Magdalena, dirigido por el pianista samario Darío Díazgranados. 
En total son 14 escuelas musicales que están ubicadas a lo largo de las comunas de la ciudad de Santa Marta, en la vigencia fiscal 2015; donde se atienden 1.154 jóvenes, que cuentan con 994 instrumentos musicales y elementos de grabación. Instrumentos que tuvieron por parte de la alcaldía de Santa Marta, una inversión de 657 millones de pesos, más 405 millones de pesos para la formación.
Libros de música: Fue Gabriel Angulo (1858-1918), un eminente pianista samario, médico, compositor y creador musical, ya que en el año 1878 escribió un libro titulado Pulsación, Digitación y Expresión en el Piano, un texto para el aprendizaje musical, además en 1896 escribió otro importante libro al que denominó Estudios Musicales.
El historiador Gnecco Rangel Pava, nacido en Guamal en el año 1913, contribuyendo al folclor con las siguientes historias publicadas: Año 1947, con el libro El País de Pocabuy; año 1948, con el libro Aires Guamalenses. Son estos los primeros libros donde se habla por primera vez de vallenato y demás cantos de la región, todavía no existía la Vallenatología de la "Cacica", Consuelo Araujo Noguera.
Antonio Brugés Carmona, abogado (1911-1956), nacido en Guamal y criado en Santana Magdalena; fue uno de los primeros escritores y periodistas costeños, en llamar la atención sobre la música campesina costeña en la década de 1940.
Precisamente en esta época con sus publicaciones en periódicos y revistas como El Tiempo, Semana, Liberal y Sábado, se convierte en propagandista de la música de acordeón que todavía no se llamaba vallenata. Uno de estos escritos lo publicó en El Tiempo, el 21 de enero del año 1940, con el título “El Merengue”; otro lo publicó en el mismo diario con el nombre de “Noticia de los Últimos Juglares”, el 19 de marzo del año 1950.
Orlando Alarcón Montero, médico y pediatra samario, durante 14 años fue colaborador cultural de la Radiodifusora Nacional de Colombia y publicó las siguientes obras literarias: Amor y Neurosis en los Genios de la Música, Los Músicos ante la Medicina, Lo Insólito de la Música, La Mujer en Dos Mil Años de Historia de la Música.
José Crisóstomo Alarcón: En el año 1849 fundó la Sociedad Filarmónica de Santa Marta, con la finalidad de ofrecer recitales públicos, y su hijo Honorio Alarcón Pérez fue un virtuoso del piano que del año 1880 en adelante se destacó en Colombia y en el continente europeo.
Creación del ritmo Jorikamba: A comienzo del siglo XIX los negros esclavos que trabajaron en las haciendas Papare y Garabulla, cerca de Ciénaga Magdalena, crearon un aire musical llamado Jorikamba en donde se distinguió Catalina Crespo la reina jorikambera.
Creación de la Joricumbia o El Caimán Cienaguero de Eulalio Meléndez: El compositor Eulalio Meléndez compone en el año 1870 “La Maestranza” y la famosa versión del Caimán Cienaguero como una conjunción de Jorikamba con Cumbia, que llamó Joricumbia, ritmo y armonía donde se encuentran las raíces ancestrales de la danza del garabato o “Te Olvidé” que años más tarde en el año 1951 creara Antonio María Peñaloza. Eulalio Meléndez hacia 1890 compone la canción “La Piña Madura” en aire de paseo, composición que se considera el abecedario del vallenato, ya que es la primera que aprenden los acordeoneros.
Organización de los primeros festivales del vallenato: Con todos estos antecedentes musicales del Departamento del Magdalena, la clase dirigente departamental no fue capaz de realizar el festival de la leyenda vallenata en alguno de los centros urbanos de la Zona Bananera, si se tiene en cuenta que la idea de organizar un festival, se originó en Aracataca en el año de 1963 en una parranda en donde participaban Gabriel García Márquez, Rafael Escalona, Armando Zabaleta, Cepeda Samudio y otros músicos de la región.
Los cesarense que si vislumbraron el futuro promisorio de este rico folclor, si emprendieron la tarea organizativa y desde 1968 cuando se organizó el primer festival, la música vallenata despegó en el ámbito nacional e internacional.
De esta manera coincide, que con el decaimiento de la bonanza bananera en el Magdalena, surge la bonanza algodonera en el Cesar; y el enclave musical que existió desde tiempos inmemorables en nuestro Departamento, se lo llevaron los vallenatos, que si le dieron la importancia que merecía. Como bien lo dice el historiador Alfonso de la Espriella Ossío:
- “A Ciénaga le hizo falta en su momento oportuno un dirigente cívico que dedicara su prestigio y entusiasmo no solo a resaltar su posición de ciudad musical por naturaleza, sino a declararla la ciudad musical de Colombia.”
Creación musical de Andrés Paz Barros: Es el autor musical de los aires el Sonajero, el Cumbiao, el Bullerengue, creados por los años de 1920.
Creación musical de Pacho Rada Batista: Es el creador del ritmo Son Vallenato, fue Pacho Rada quien marcó la diferencia entre Paseo y Son.
El vallenato con guitarra de Guillermo Buitrago: Por la década del cuarenta se encarga de difundir el vallenato con guitarra, mejor conocido como Son Cienaguero.
El Jalaito de Carlos Martelo: En el año 1959 este personaje oriundo de El Piñón Magdalena crea el ritmo Jalaito.
La fusión musical de Carlos Vives: En la década de los noventa el samario Carlos Vives fusiona el Vallenato con la Cumbia, mezclados con sonidos de Blues, de Rock, de Pop, de Regué.
Autores de cumbia: José Barros Palomino se inmortaliza con las cumbias.
Padre del acordeón: Abel Antonio Villa se destaca como el padre del acordeón.
Primera mujer en ejecutar el acordeón: Rita Fernández Padilla abre el espacio para que la mujer costeña toque el acordeón.
Canciones inéditas de rey Vallenato: Alberto Rada Ospino se distingue por ser el único rey de la leyenda vallenata que coronó el reinado con canciones inéditas de su autoría.
Vallenato en Bogotá: Julio Bovea el primero en llevar el vallenato a Bogotá.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN.
APARECE LA RADIO: Desde el año 1929 cuando se funda la primera emisora La Voz de Barranquilla, los compositores del Magdalena aprovecharon la radio para expresar sus manifestaciones artísticas en la serie de programas en vivo que estas emisoras presentaban a diario a la audiencia radial, con razón el pianista samario José Manuel Conde, y guitarrista Cienaguero José Macilly, actuaron como interpretes en la programación de la recién inaugurada La Voz de Barranquilla en 1929; y de igual manera lo hizo Antonio María Peñaloza cuando integró a mediados de la década del treinta La Asociación Filarmónica de Barranquilla, una sinfónica que organizó en el año de 1933 un músico Alemán residenciado en la arenosa. El cantante samario Alberto Alzamora perteneció en 1949 a la orquesta Jazz Band de La Voz de Barranquilla.
En el año de 1933 Julio Sánchez Trujillo, funda La Voz de Santa Marta; Víctor Roberto Pereira en 1935, funda en Ciénaga Ecos del Córdoba; José Manuel Conde Campo en 1939, funda en Santa Marta Radio Magdalena; y en diciembre del año 1929, Elías José Pellet Buitrago, funda en Barranquilla, la primera emisora de Colombia, La Voz de Barranquilla HKD.
Primeras grabaciones musicales: Cuando la música popular se tocaba a pie, de pueblo en pueblo, hombres sudorosos, con ropa de trabajo, con abarcas, con sombreros y los instrumentos en el hombro, los compositores del Magdalena buscaron la forma de hacer sus grabaciones. Se considera que Eulalio Meléndez en el año de 1895 hizo una grabación rústica de su canción “La Piña Madura”.
Con el nacimiento de la radio se impulsan las grabaciones, es así como en la década del veinte había unos equipos portátiles que plasmaban discos, las llamadas cortadoras, maquinas rústicas que tenían las emisoras de la época y con las cuales se hacían grabaciones. De modo que Pacho Rada en el año de 1936 llega a Barranquilla, allí se conoce con Ángel María Camacho y Cano, quien tenía un programa radial en La Voz de la Patria. Pacho Rada dura año y medio tocando en vivo y en directo en esa emisora, es en esa ocasión que plasma en un acetato no comercial y de grabación rústica el son “EL Botón de Oro” y la Cumbia “La Sabrosita”.
Entre los años 1935 y 1942 Guillermo Buitrago hace presentaciones y grabaciones en la emisora Ecos del Córdoba, La Voz de la Patria, La Voz de Santa Marta, La Voz de Barranquilla; en esas emisoras Buitrago hace grabaciones en las maquinas rústicas, que consistía grabar directamente en la misma pasta del disco, algo así como hoy se graban en los casette o en un CD. En esas grabaciones de acetatos, Guillermo Buitrago hizo sus primeros discos con mensajes comerciales compuestos y cantados por él mismo, entre ellos los siguientes: “La Costeña”, “El Colegio”, “La Farmacia San José”, “Ron Añejo”, “Ron Motilón”.
En el año de 1944 Guillermo Buitrago y Abel Antonio Villa, hacen las primeras grabaciones comerciales de la música vallenata, para el sello Odeón de Chile; los instrumentos utilizados en esa grabación fueron el acordeón, la guitarra y la guacharaca. Las canciones grabadas por Buitrago en la guitarra, Abel Antonio en el acordeón y Ezequiel Rodríguez en la guacharaca fueron: El paseo “Las Cosas de las Mujeres” y el paseo “La Pobre Negra Mía”, ambas de la autoría de Abel Antonio Villa. En esa primera grabación comercial vallenata Guillermo Buitrago es el vocalista, convirtiéndose en el primer cantante en grabar vallenato; y Abel Antonio Villa, el primer acordeonero en grabar vallenatos.
En ese mismo año de 1944 Guillermo Buitrago graba para el sello Odeón de Argentina otras canciones, pero esta vez acompañado con el acordeón del samario Alejandro Barros, las canciones grabadas fueron: “Carmen Díaz”, “Chucho Marimonda y Maco”, “El Negro Mendo”, “El Día de San Sebastián”, “El Coco Rayao”. Abel Antonio también graba ese mismo año de 1944 para el sello Odeón de Chile una puya titulada “Mi Negra Linda” y el paseo “Catalina”.

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