JUGLARES
Y SUS ACORDEONES.
Primer acordeón
de Pacho Rada.
PRIMER
ACORDEÓN DE PACHO RADA: El maestro Pacho Rada Batista, nacido en el año
1907, manifiesta que desde la edad de 4 años aprendió a tocar el instrumento con el acordeón de su padre Alberto Constantino Rada Ballestas; quien en el
año 1917, le regaló un acordeoncito marca "Koch", alemán de una
hilera, cuyo costo fue de 7 pesos, para entonces ya tenía 10 años de edad. Señala
también Pacho Rada, que eso da una idea de lo que pudieron valer los primeros
instrumentos que llegaron posiblemente a mediados de siglo XIX, procedentes de
Mompox. Sostiene además el Maestro Rada, que entraron acordeones por el Canal
de Panamá, donde los negros empezaron a comprarlos por tres pesos. Según él,
esos acordeones medianitos y marca "Gloria", los conseguía en Plato y
Chibolo Magdalena; uno de esos acordeones que compró en Chibolo, hoy hace parte
del Museo del Acordeón
Valledupar-Casa Beto Murgas.
Primera canción que tocó Pacho Rada
con el acordeón de una hilera: En una parranda en casa de su padre, mientras la gente
almorzaba, él agarró el acordeón de una hilera y comenzó a tocar un merengue
popular de la época llamado “La Chencha”.
Primer acordeón
de Pacho Rada.
GRABACIÓN CON SU PRIMER ACORDEÓN: Pacho Rada, fue el primer acordeonero en
grabar en una pasta fonográfica prensada en los estudios de La Voz de la Patria
en el año 1936. En una cara grabó su canción “El Botón de Oro”, en el respaldo
del disco grabó la cumbia de su autoría “Sabrosita”. Esta primera grabación
tuvo escasa difusión, ya que fue una copia para uso exclusivo de la emisora,
con fines no comerciales. Al año siguiente continúa en la casa Curro de
Cartagena, esta si una grabación profesional. En el año 1945, grabó en La Voz
de la Víctor, y en 1965, fue uno de los compositores fundadores de Edimúsica.
ANDRÉS LANDERO: Entonaba sus cantos con piezas de aires similares al paseo, pasaron los años y siguió su amor por el arte hasta que conoció a Francisco Pacho Rada en una de sus andanzas. Relata Landero:
- “Quedé asombrado con su nota y su estilo bajero. Llegó a tocar un son y enseguida me timbró el oído porque no conocía ese ritmo”.
Sigue su relato Landero:
- “Cuando Rada se presentó por aquí (San Jacinto) ya era un señor. El vino a animar las corralejas”.
Cuenta Andrés Landero:
- “Que su primo, Miguel Landero, le compró el acordeón a Pacho Rada por 60 pesos y para que se lo prestara le propuso que se lo ayudara a pagar. Desde ese momento (tenía 17 años) comencé a moldear mi propio estilo con el acordeón de un solo teclado”.
CHEMA MARTÍNEZ: En el año 1955 ‘Chema’ Martínez, hermano del "Pollo Vallenato", Luis Enrique Martínez, dice que compró su primer acordeón ‘Guacamayo’ en el puerto fluvial de El Banco, en cincuenta y cinco pesos. Que a finales de esta década llegaron los Honner "Tres Corona", de tres hileras, que se compraban a ochocientos pesos y ya en el año 1960 subieron a mil doscientos.
JUANCHO POLO: Los inicios de Juancho Polo en el acordeón datan del año 1936, cuando acompañaba esporádicamente a su amigo Ángel María, un acordeonero de origen sabanero que lo metió al oficio. De su tío Pedro "Pello" Polo, también tomo algunas clases en su tierra natal. Pero solo bajo la influencia del patriarca Pacho Rada, emprendió la ruta definitiva y la consagración como ejecutante del acordeón, de manera profesional. Juancho Polo, cargaba el acordeón colgado en bandolera en su hombro.
Juglares del vallenato:
Abel Antonio Villa,
Luis Enrique Martínez,
Alejo Durán, Andrés Landero,
Náfer Durán.
ABEL ANTONIO VILLA: Aprendió a tocar el acordeón a los ocho años. Su padre era el encargado de animar las fiestas de la Cruz de Mayo y San Isidro Labrador, en Moler Magdalena. Recuerda que el acordeonero era Gilberto Bermúdez y su papá cantaba. Abel Antonio no se despegaba de los actos que se animaban segundo a segundo con el acompañamiento del licor. Dice:
- “Yo esperaba que se emborracharan y se durmieran, para coger el acordeón de un teclado y así fui aprendiendo. En el año 1935, ya salía a tocar por los pueblos cercanos en compañía de mi hermano Fabián, que era mayor que yo, y quien patrocinaba esas correrías”.
ALEJO DURAN: El Negro Alejo, es heredero de artistas, pues su padre, Náfer Donato Durán Mojica, interpretaba el acordeón; su madre, Juana Francisca Díaz Villareal, era cantante de parrandas, y su abuelo, Juan Bautista Durán Pretelt, se destacó como gaitero de reconocida trascendencia. A la edad de veintiséis años aprendió a tocar el viejo acordeón de su tío Octavio, instrumento que encuentra perdido en un baúl. Viendo y escuchando a otros en parrandas campesinas, empieza a dominarlo y a hacerlo sonar de acuerdo con su tono de voz grave, ronca y parecida a la de su madre, cantante de tamboras. El ganadero de Fundación Magdalena, Genito Andrade, le regaló un acordeón que el rey vallenato bautizó con el nombre de “El Pechichón”. Acordeón que luego pasó a manos de su hermano Náfer, con el cual aprendió a tocar. Toño Andrade, hermano de Genito, de igual manera le regaló otro acordeón, con el cual Alejo Duran, le sirvió para componer el son "El Regalito", conocido también como "El Niño Bonito", el cual bautizó con este último nombre; canción en donde compara al acordeón de tres hilera, con un recién nacido a quien tenía que querer como a su generoso amigo.
LUIS ENRIQUE MARTÍNEZ: “El Pollo Vallenato”, nació en el año 1923, en
Haticos Guajira, en el hogar conformado por Santander Martínez, de Papayal
Guajira y Natividad Argote, donde además nacieron:
- Leticia Martínez Argote.
- José María "Chema" Martínez Argote.
- Juan Antonio Martínez Argote.
- Saúl Martínez Argote.
Al separarse sus padres viajó muy niño con su madre Natividad
Argote a Fundación Magdalena, entonces tenía Luis Enrique Martínez 13 años. Se
establecieron en la finca "Las Delicias", propiedad del nuevo marido
de su mamá, el señor Antonio Muñoz, quien después la vendió para establecerse para
siempre en El Copey Cesar. En el año 1947, Luis Enrique Martínez, contrae
matrimonio con Rosalvina Serrano en El Copey Cesar, muere en 1995 en la ciudad
de Santa Marta.
La Zona Bananera, le brindó nuevas oportunidades, a Luis Enrique
Martínez, donde se especializó en aserrar madera, actividad que alternaba con
la música. Así lo conoció Abel Antonio Villa como trabajador de fincas, que al
oírlo tocar lo entusiasmo para que dejara los trabajos del campo y se dedicara
al arte de tocar acordeón. Para esa época Abel Antonio Villa estaba enamorado
de su hermana Leticia Martínez Argote, con quien tuvo un hijo nacido en el año
1954, con el nombre de Luis Gabriel Villa Martínez, quien salió acordeonero
como su padre y como su tío.
Sus conocimientos musicales los perfeccionó con los músicos de
esta región como el Maestro Andrés Paz Barros, cienaguero que tocaba la música
de oída y con el pentagrama, fundamental en la vida musical de Luis Enrique
Martínez. Otro que siempre reconoció El Pollo Vallenato, fue a Francisco Pacho
Rada, quien lo formó en la ejecución del son; de igual manera a Esteban Montaño
Polo de Tasajera Magdalena. De Juan Madrid, el guitarrista banqueño de toda su
vida, en una entrevista que le realizó el folclorista guajiro Félix Carrillo Hinojosa,
manifestó lo siguiente Luis Enrique Martínez:
- “En El Banco Magdalena, conocí a Juan Madrid, quien me enseñó
a hacer voces y ser acompañado por su guitarra, que fue la novedad en mis
presentaciones y a quien luego lo llevé a las grabaciones. Fue el músico que
influyó en mí. Luego aparecieron Esteban Montaño (de Tasajera Magdalena) y
Andrés Paz Barros (de Ciénaga Magdalena), quienes me enseñaron a tocar la
cumbia, ritmo que en nuestra región no se conocía. Con ellos inicié mi vida
musical en Barranquilla, que fue para todos los provincianos, la única salida
de expresar lo que teníamos como músicos. Una veces tocaba el acordeón, otras
la caja”.
En el año 1951 Luis Enrique Martínez, con el acordeón de tres
hileras, llamado “Dos Coronas”, pegó el mayor pretinazo que con acordeón se le
haya dado a la cumbia; desde entonces es inmortal “La Cumbia Cienaguera” que
vive y vivirá recorriendo el mundo como un símbolo de la riqueza musical
colombiana. Además fue en Fundación Magdalena que compuso su mejor canción:
“Jardín de Fundación”, población donde el ganadero Genito Andrade le obsequió,
en el año 1975, un acordeón que costó siete mil pesos.
FUENTES DE CONSULTA.
Julio Oñate Martínez: El costo de un acordeón de ayer a hoy;
publicado en el periódico virtual El Pilón, el 5 de marzo del año 2011.
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