LA AVIANCA Y SALAMINITA MAGDALENA
QUEDARON SIN SANTO PATRONAL.
QUEDARON SIN SANTO PATRONAL.
Procesión en La Avianca.
San Martín de Loba de madera.
SAN MARTÍN DE LOBA EN LA AVIANCA MAGDALENA: Uno de los fundadores de La Avianca, corregimiento de Pivijay Magdalena,
Manuel de Jesús Escorcia "El Chú", oriundo de Medialuna, municipio de
Pivijay, le gustaba la caza de animales silvestres; de modo que estando de
casería dibujó las letras del avión que todos los días pasaba sobre esas
montañas, como era iletrado escribió "bianca", en vez del logo de la
empresa Avianca, así fue que nació el nombre del pueblo.
San Martín de Loba.
De yeso.
FIESTAS PATRONALES: Las fiestas patronales del 11 de noviembre, las
inventó otro de los fundadores del pueblo, Martín De La Hoz Muñoz; un
agricultor oriundo del corregimiento de Cantagallar, municipio El Piñón
Magdalena, quien junto con su esposa cantagallera Petrona Vizcaíno González y
otros familiares labriegos, fueron de los primeros en establecerse en ese
sitio.
Fue en el año 1965, cuando Martín De
La Hoz Muñoz, encomendó a sus paisanos ebanistas y escultores cantagalleros
Israel Vizcaíno Pertúz y José Hilario Vizcaíno, la elaboración de una imagen
del santo, la cual fue tallada en madera y recorrida en procesión por las
calles del recién fundado pueblo, ese mismo año, durante su fiesta patronal.
Como en ese entonces la población no contaba con iglesia, Martín De La Hoz Muñoz
lo guardaba en su casa, hasta el año 1982 cuando se construyó la iglesia.
MASACRE PARAMILITAR: Los habitantes de La Avianca, sufrieron
desplazamiento forzoso el 5 de junio del año 1998, cuando los paramilitares
asesinaron 21 nativos e incendiaron todas sus casas. Entre los desaparecidos
por la incursión del grupo subversivo estuvo el patrono de la población San
Martín de Loba.
RETORNO DE LOS POBLADORES: En el año 2007, luego de sufrimiento
y dolor en poblaciones circunvecinas, las 283 familias que residen el corregimiento,
retornaron a su tierra natal; pero el desplazado forzoso que nunca más volvió
fue San Martín de Loba, el santo patronal que desaparecieron los paramilitares.
Santo que no era para los habitantes solo un objeto material, era el alma del
pueblo. Hoy la feligresía católica de la Avianca sigue adorando a San Martín de
Loba, pero ya no el de madera, sino el de yeso, santo que en el año 2007 fue
donado por Edwin Polo Vizcaíno, un contador público nativo que trabaja en un
colegio de Barranquilla.
LA VIRGEN DEL ROSARIO
DE SALAMINITA MAGDALENA.
Los hijos de María del Rosario Hernández,
recibiendo un placa conmemorativa de parte
de la diplomática sueca Marie Andersón.
FUNDACIÓN DE SALAMINITA: Entre la década de los años 50 y 70,
llegaron cerca de 70 familias al sitio que con el tiempo se llamó Salaminita,
jurisdicción municipal de Pivijay Magdalena. El poblado se construyó sobre
baldíos y tras largas disputas, en el año 1980 lograron que el antiguo INCORA
les adjudicara a los campesinos predios en la parte rural, compuesta por las
veredas El Jardín y La Suiza. La población que fue erigida en corregimiento en
el año 1986, quedó ubicada a 20 minutos de Fundación, sobre la carretera que
conduce a Pivijay. Estaba poblada con 49 casas ubicadas a lado y lado del
kilómetro 19 entre Fundación y Pivijay, y habitada por 211 personas.
Procesión.
Virgen del Rosario en Salaminita.
DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO: Los pobladores eran devotos de Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario, una
advocación de María, venerada por la Iglesia católica, que se celebra el 7 de
octubre. Fiestas patronales de jolgorio donde no faltaba el baile de Martina García
Cantillo, la procesión de la virgen, los sancochos, y las parrandas con
vallenato y música de viento.
VIOLENCIA EN EL PUEBLO: Todo era alegría en el pueblo hasta
que llegaron al corregimiento el Frente 19 de las Farc y el Frente Domingo
Barrios, del Eln; luego las Autodefensas
bajo el mando de Tomás Gregorio Freyle Guillén, alias “Esteban”, entraron a la
población, el 7 de junio del año 1999. Ese lunes lluvioso los paramilitares obligaron
a los habitantes a reunirse en la tienda para que presenciaran el asesinato de
Óscar Barrios, Carlos Cantillo y María del Rosario Hernández, la inspectora del
pueblo, victimas sentadas en un tronco con las piernas atadas.
Luego de la masacre alias “Esteban”, ordenó
destruir las casas y demás estructuras del corregimiento con un buldócer. Estos
crímenes desencadenaron el desplazamiento de las 49 familias que vivían en la
comarca, quienes salieron huyendo hacía los cascos urbanos de Fundación y
Pivijay. Esos mismos paramilitares el 23 de agostos del año 2000, asesinaron en
su finca y enfrente de su familia a los señores Antonio Araque Bolaños y María
Eloísa Gutiérrez, una pareja de la tercera edad, que se negaba abandonar su terruño.
“PARAS” HURTAN EL SANTO PATRONAL: No contento con los crímenes los “Paras”
se llevaron del pueblo, todos los objetos de valor del sistema de electrificación,
el techo del colegio, los muebles del puesto de salud, los paneles y enseres de
las casas, vaciaron las tiendas, pero lo que más le dolió fue el hurto de la escultura
de la Virgen del Rosario.
CAMPESINOS RECUPERAN SUS TIERRAS, MENOS SU VIRGEN DEL ROSARIO: Tras la partida de los campesinos,
los predios fueron adquiridos por ganaderos a quienes el Juez Segundo de
Restitución de Tierras de Santa Marta les negó cualquier derecho de posesión
después de un largo proceso. Fue un fallo que emitió el Tribunal Superior de
Antioquia el 16 de diciembre del año 2016, en donde se ordenó la restitución y
formalización de los 37 lotes que conformaron el centro poblado de Salaminita. Los campesinos recuperaron sus predios, menos su Virgen del Rosario, desaparecida por los paramilitares.
SUECIA PRESENTE EN SALAMINITA: En el año 2017 la diplomática sueca Marie Anderson, estuvo
presente en Salaminita, apoyado el proceso de restitución de tierras, y después
de escuchar testimonios de las 49 familias desplazadas por los paramilitares,
sembró una planta de Crotón en símbolo del compromiso para la reconstrucción de
este pueblo. Además les entregó una placa conmemorativa a los cinco hijos de
María del Rosario Hernández, la inspectora de Policía asesinada.
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